05 junio 2024

La noche púrpura | Ander Pérez

Ilustración de cubierta: Estefanía Jett | Editorial: Uzanza


SINOPSIS

Zoe Davenfield acaba de perder a su padre después de que este regresara de una expedición por el Amazonas. Sus últimas palabras aún resuenan en su cabeza: «Protege el medallón».

Eliza Blackburn, la afamada médium de Arkham, recibe en su Gabinete a Gerald Holloway, un hombre que busca respuestas.

Marie Gibbons ha conseguido su primer trabajo como institutriz, pero, al llegar a su nueva casa, comprueba que su relación con el ama de llaves no será fácil.

El velo que separa nuestra realidad del otro lado se ha rasgado. Un horror indescriptible, hasta ahora oculto al ojo humano, acecha a través de las grietas.

Y el cielo de la noche se ha teñido de púrpura.


OPINIÓN PERSONAL

«Hay algo escondido tras la fina tela de nuestra existencia y hay gente que lo sabe y quiere rasgarla.»

Innsmouth, Massachusetts, 1927. El afamado etólogo Edwing Davenfield acaba de fallecer consumido por la locura días después de una expedición a la Amazonia. El profesor regresó de su viaje en un estado catatónico, había perdido el contacto con la realidad y susurraba a su hija “protege el medallón”. Zoe Davenfield quiere descubrir qué había llevado a su padre a perder la cordura y para ello, se dispone a reunirse con Theodore Riley, el único miembro que había regresado con vida de la expedición maldita.

La novela puede dividirse en dos partes bien diferenciadas. Los protagonistas de la primera, que es la que más me ha gustado, se centran en investigar la expedición a Manaos, ya que Zoe no es la única que está siguiendo los pasos de su padre. Un nuevo grupo de expedicionarios se adentran en la jungla para inspeccionar el “hueco en la tierra”, una misteriosa sima que los indígenas de la zona temen.

La segunda mitad es una especie de bucle que nos muestra la noche púrpura horas antes de que el evento primigenio tenga lugar y desde diferentes "puntos de vista". Los personajes son dispares y convenientes: una médium, un periodista que ha pasado de los cincuenta, una institutriz y un ama de llaves. Son cuatro historias que van entremezclándose de formas caóticas y desordenadas, algunos aparecen de la nada, mientras el resto del elenco se propone romper la membrana transparente que separaba el mundo real de otro mucho más oscuro y terrible

Si bien visita lugares comunes, resuelve jeroglíficos cósmicos y contempla seres inconmensurables; los tentáculos se inclinan más hacia la fantasía oscura que hacia los mitos lovecraftianos. La ambientación representa los elementos primigenios, desafiando el tiempo y el espacio, pero aquí la locura es un velo poseído que cubre la cordura, un embrujo del maligno que enloquece al más pintado. Los poderes cósmicos o son innatos o no se explican, una suerte de providencia los ha colocado en el mapa como simples peones.

Es como mirar a través del vacío, una rareza casi experimental que nos arrastra a través de los tiempos en un viaje confuso y a ratos mareante. El esquema podría ser más complejo, pero no ha escrito una obra densa y complicada, al contrario, es una lectura bastante ligera que desarrolla lo imprescindible para la trama. La premisa me ha parecido un concepto interesante, con puntos buenos que te invitan a repetir con el autor, sobre todo por la prosa y la ambientación. 

Otras obras del autor: Walter Domville y el alucinante televisor espectral


«Todo esto no tiene nada que ver con los muertos, hay mucho más al otro lado.»

«Se preguntó qué sucedería si la humanidad supiera que algo superior estaba intentando entrar en su mundo, conectando dos realidades alternativas a través de hendiduras en el espacio y el tiempo.»


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