Kew Gardens y otros cuentos | Virginia Woolf

Traducción: Magdalena Palmer | Ilustraciones: Elena Ferrándiz | Editorial: Nórdica Libros

SINOPSIS

Tres relatos de Virginia Woolf son los que componen este libro y que muestran lo que a ella le gustaba denominar momentos de existencia. En ellos, personajes y acciones quedan supeditados a imágenes poéticas, alejadas de las banalidades de la vida.

En "Kew Gardens" ambientado en el fabuloso jardín botánico de Londres, nos introduce, como diría T. S. Eliott, en "un montón de imágenes rotas" que van desde el movimiento perezoso de un caracol a las conversaciones de los paseantes por el jardín.

En "Una casa encantada", publicado por primera vez en la antología Monday or Tuesday, reescribe un tradicional cuento de fantasmas. Una pareja recibe la visita de unos espectros que ponen en evidencia el mundo de lo superficial.

En el tercer cuento, "La marca en la pared", hace uso del monólogo escrito en primera persona para hacernos volar de un recuerdo a otro, teniendo como origen la marca en la pared de su habitación.

Acompañan a estos magníficos cuentos las ilustraciones de Elena Ferrándiz, que consiguen sumergirnos en el personal mundo de Virginia Woolf a través de un trabajo lleno de metáforas y símbolos maravillosos.

OPINIÓN PERSONAL

«Ojalá pudiese dar con un agradable hilo de pensamiento (...) alejarme de la superficie y de su dura realidad.»

Creo que estas palabras del tercer relato describen bien lo que he sentido durante su lectura. La prosa de Virginia Woolf es elevada y hermosa, transforma la realidad y contempla los pequeños detalles. He observado las historias que describe a través de una neblina literaria. Los protagonistas de los tres relatos divagan mientras se ven arrastrados por el mundo, pero son pensamientos confusos, casi aleatorios. Es todo un poco extraño y me ha costado traspasar esa neblina para ver algo más que paisajes y detalles superfluos. Son relatos que contemplan la naturaleza humana, el paso del tiempo... Pero resulta tan elevado que mi interés no ha dejado de caerse.

Por cierto, qué belleza las ilustraciones de Elena Ferrándiz. Una delicia.