La tercera regla de los viajes en el tiempo | Philip Fracassi

Traducción: Jesús Cañadas | Ilustración cubierta: David Rendo | Editorial: Obscura

SINOPSIS

La científica Beth Darlow ha descubierto lo inimaginable: una máquina que permite a la conciencia humana viajar a través del tiempo y revivir un momento del pasado. Un logro impresionante que, sin embargo, trae consigo ciertas reglas: quien la utiliza no tiene forma de escoger el destino y tampoco de alterarlo, solo puede observar.

Tras la muerte de Colson, su marido y coinventor de la máquina, Beth cuida de su hija y trabaja hasta la extenuación. Su jefe, un implacable magnate de la industria tecnológica, la urge a ultimar los detalles del proyecto que, está convencido, revolucionará el mundo. Y su compañero de laboratorio parece estar conspirando para que la despidan.

Sin embargo, los últimos viajes no solo no han salido como cabría esperar, sino que Beth cree que una sombra la observa en todo momento. Y cuando su presente empiece a quebrarse, deberá emprender una carrera contrarreloj para encontrar el modo de repararlo antes de que la realidad que conocía se desvanezca para siempre.

OPINIÓN PERSONAL

Año 2044. Beth Darlow trabaja en la Corporación Langan desde hace siete años, cuando ella y Colson, su difunto marido, vendieron su investigación sobre viajes en el tiempo a Jim Langan. 

La máquina convierte la mente humana en bits que se pueden enviar a través del tiempo y tiene tres reglas: salta hacia momentos aleatorios del pasado, mantiene el contacto durante noventa segundos y, aunque Beth desearía salvar la vida de su marido, quien viaja solo puede observar, no se puede alterar el pasado.

En los primeros capítulos, la descripción de la máquina y la premisa recuerdan al videojuego Assassin Creed: los científicos pueden registrar los recuerdos del viajero y visualizarlos. Más tarde, la trama principal se centra en investigar cómo decide la máquina el punto de llegada, el mayor interés que le encuentro a la novela.

A través de los viajes y sus consecuencias, conocemos la historia personal y laboral de Beth: las actitudes machistas que cuestionan su trabajo, las aplicaciones de los descubrimientos científicos, el politiqueo corporativo, la muerte de su familia... En definitiva, todas las subtramas amenazan la cordura de una protagonista en duelo.

Reconozco que me ha costado unas cuantas páginas entrar en la historia, si bien a mitad de la novela ha comenzado a parecerme una lectura entretenida para un rato. El narrador que ha elegido y las pequeñas pistas que deja por el camino hacen que te preguntes cómo piensa resolver todo, porque es evidente lo que está pasando. 

Cuando te adentras en un escrito sobre viajes en el tiempo, sabes que habrá flecos sueltos y las explicaciones suelen ser recurrentes. Comenta en los agradecimientos: «me he esforzado al máximo para mantener la lógica del relato». Pero la ciencia se distorsiona. El final me habría gustado más si lo hubiera sabido de antemano. Porque original y atípico es.

«Los seres humanos estamos hechos de recuerdos».

«La mente era la máquina más compleja del universo».

«Qué mejor momento que el presente».