Traducción Juan Sebastián Cárdenas | Editorial: Periférica
SINOPSIS
Prepárese para entrar en un mundo único y lleno de encanto, donde el tiempo se ha detenido: estamos en la segunda década del siglo XX, en unos Estados Unidos todavía rurales y de paisajes idílicos, donde conviven los viejos carromatos y los novísimos automóviles; Roger Mifflin, un librero ambulante que desea regresar a Brooklyn para redactar sus memorias, vende su singular librería sobre ruedas (junto a su yegua y su perro) a la ya madura señorita Helen McGill, quien decide, harta de la monotonía de su vida, lanzarse a la aventura y recorrer mundo.
A partir de ese momento se sucederán los encuentros y los desencuentros, y las más divertidas peripecias se darán la mano con las grandes enseñanzas que proporcionan libros y librero.
OPINIÓN PERSONAL
Helen McGill era una granjera feliz hasta que su hermano Andrew se convirtió en un escritor aclamado. Desde que publicaron su primera novela, su hermano viaja para documentarse mientras ella trabaja duro y lleva una vida hogareña.
A sus treinta y nueve años, Helen decide cometer la primera locura de su vida y jugarle a su hermano una mala pasada. No ha salido de la granja en quince años, pero compra una librería ambulante y viaja en compañía del profesor Mifflin, el antiguo propietario el Parnaso, para tener sus propias aventuras.
Y las aventuras son de lo más pintorescas, la gracia del libro es precisamente que los personajes se comportan como niños pequeños haciendo travesuras. La «caravana de cultura» atraviesa un mapa rural anticuado, donde las mujeres permanecen relegadas a la cocina y los buenos libros están al alcance de unos pocos.
El profesor Mifflin y la granjera Helen enseguida hacen buenas migas, llevando la literatura al campo. El charlatán literario me resulta algo pedante en sus discursos, pero reflexiona con acierto sobre el valor de los libros y las lecturas que nos hacen felices, tan necesarias.
Una historia sin grandes pretensiones, con encanto... y alocada, me recuerda a las comedias de la época.
«Siempre he tenido la impresión de que es mejor leer un buen libro que escribir uno malo y pobre. Y he mezclado tantas lecturas a lo largo de mi vida que mi mente está llena de ecos y voces de hombres mejores que yo».
«Todas las grandes cosas de la vida fueron hechas por gente que no estaba conforme».
«Una historia que es sólo cerebro no vale demasiado».
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