03 marzo 2019

Vienen cuando hace frío | Carlos Sisí

Ilustración de cubierta: Yuly Alejo | Editorial: Insólita



SINOPSIS

La crisis económica azota Estados Unidos. Joe Harper acaba de perder su empleo y decide abandonar Baltimore y mudarse a la cabaña que su abuelo, el mítico Cerón Harper, le dejó en herencia cerca de Sulphur Creek, en las montañas de Canadá. Es un lugar remoto y aislado, al lado de un parque natural, ideal para vivir con poco dinero mientras espera a que todo mejore. Para su sorpresa, pronto descubre que Sulphur Creek se vacía durante los duros meses de invierno. Con cualquier excusa, los lugareños abandonan el pueblo para mudarse temporalmente. Un hecho curioso, que Joe atribuye a las extremas temperaturas, pero que parece adquirir otro significado cuando uno de sus vecinos le susurra: «No pase aquí el invierno. Ellos vienen. Vienen cuando hace frío».


OPINIÓN PERSONAL

En realidad, la sinopsis resume tres cuartas partes de la novela. Desde que Joe pone un pie en esa cabaña, sabemos perfectamente que el verdadero horror se dejará ver durante los meses de invierno. Y la ambientación era la idílica para una historia de terror. El problema es que el suspense se prolonga demasiado y, al final, los meses de aislamiento se convierten en un relato muy, muy aburrido.

Durante los primeros capítulos, Joe se limita a reformar la cabaña del abuelo en compañía de un personaje demasiado plano. De vez en cuando, descubre algún que otro secreto, de esos que nunca deberían salir a la luz. Cuando hace frío, Joe se queda completamente solo. Y una vez más, las consecuencias de la incomunicación están muy bien retratadas. Pero es que no pasa absolutamente nada y los sustos se repiten tanto que cada vez tienen menos golpe de efecto.

Por otro lado, me superan los protagonistas como Joe. Es decir, sabes que ellos vienen cuando hace frío, casi todos los habitantes abandonan la zona durante los meses más fríos de invierno y, ahora, tú también estás muerto de miedo. Pero te quedas, porque eres nieto de Cerón Harper. En general, todos los personajes me han parecido bastante huecos y no he llegado a empatizar con ninguno. Ellos tampoco encajan entre sí y los vínculos que se establecen son demasiado superfluos, una mera exigencia de guion.

De todas maneras, la historia deja de tener sentido a mitad de novela, cuando la trama se atropella a sí misma y abarca demasiado en muy pocas páginas. En realidad, el desenlace no me disgusta del todo, porque me interesaba la historia familiar de los Harper e incluso me parece plausible. Pero muchos capítulos carecen de lógica, las armas de Joe son casi ridículas y las escenas de acción han sido hiladas con cierta torpeza. El final me ha convencido muy poco.

La prosa es muy correcta desde las primeras páginas, pero el ritmo narrativo era tan lento que su lectura se me ha hecho cuesta arriba, especialmente durante los últimos capítulos. Contiene expresiones fuera de lugar, como escribir que un hombre que no se ducha desde hace días huele a masculinidad y que un personaje secundario te diga que pegas como un puto marica. Por lo demás, bien.


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