La chica que vive al final del camino | Laird Koenig

Traducción: Jon Bilbao | Editorial: Impedimenta

SINOPSIS

Rynn acaba de cumplir trece años y lo celebra sola en su casa. Nadie sabe mucho de ella. Solo que se hace la interesante, no habla con nadie, cobra los cheques de viaje de su padre y da esquinazo a las visitas inoportunas. En su casa hace lo que quiere: fuma cigarrillos, se entrega a la poesía de Emily Dickinson y establece una amistad peculiar con un muchacho cojo que dice ser mago. Hace tiempo que su padre no se deja ver por el pueblo, y los vecinos empiezan a hacer preguntas: ¿dónde está su padre? ¿Qué se oculta en esa casa que se alza al final del camino? Laird Koening nos ofrece con esta oscura novela una obra maestra de la literatura gótica americana, que inspiró la película protagonizada por una joven Jodie Foster y por Martin Sheen. Una vuelta de tuerca al género de lo inquietante.

OPINIÓN PERSONAL

Rynn es una niña de trece (o catorce) años que vive en una casa alquilada a las afueras del pueblo. Su padre es un poeta famoso al que hace tiempo nadie ve y en el pueblo empiezan a hacerse preguntas.

Desde la primera página, sabemos que algo malo ha sucedido al final del camino, el autor deja que todo sea demasiado evidente a propósito. La ambientación está lograda y genera tensión narrativa, casi toda la historia transcurre en el interior de la casa y la niña da mal rollo. Aunque las visitas desagradables son aún peores.

No es una novela de muchos personajes y la mayoría están poco o mal definidos. La casera y su hijo son los que más peso tienen en la trama, de hecho todo gira a su alrededor, pero el policía y el niño mago, se adaptan a las exigencias para que todo funcione. Me extraña que nadie denuncie la ausencia del padre. Esto se traduce en conversaciones un tanto extrañas que no llevan a ninguna parte.

El desenlace da un pequeño giro, pero las razones que exponen los protagonistas me parecen un despropósito. Los personajes actúan de maneras muy teatrales y, a medida que todo se complica y la verdad sale a la luz, la niña pasa a reflexionar sobre la soledad que siempre la ha acompañado y las normas que rigen el mundo.

Sin llegar a parecerme una mala historia, porque tiene puntos muy correctos, mi problema con este libro es que está contado de una manera que nada me parece creíble. Entretenido para matar el rato y un poco turbio. El final es bueno.