06 junio 2017

A través de mis pequeños ojos | Emilio Ortiz

Editorial: Duomo


SINOPSIS

Una divertida historia de amistad, amor y superación contada a través de los ojos de un perro guía. Cross es un perro guía alegre y travieso. Mario es un joven invidente que intenta abrirse camino en la vida. Juntos forman un equipo inseparable.

A través de mis pequeños ojos es una conmovedora novela que narra las divertidas peripecias de Cross en el mundo de los humanos. Emilio Ortiz nos cuenta una realidad que él conoce bien, pues tiene su propio perro guía, llamado Spock, que es casi tan travieso como Cross.


OPINIÓN PERSONAL

«Nuestra relación no es igual que la del resto de perrunos y sus amos, me refiero a esos perrunos que llaman mascotas o algo así, y que no les dejan pasar a todos lados como a nosotros. Nosotros estamos todo el día perruno y amo juntos, las veinticuatro horas que tiene un día. El vínculo no es el vínculo de dos seres, es mucho más que eso, es una unidad formada por dos seres de distinta especie. El uno y el otro son uno al mismo tiempo. Naturalmente esta unión tardó tiempo en forjarse y los inicios fueron difíciles para ambos.»

La novela resume con todo lujo de detalles cómo ha sido la vida de Cross desde que era un cachorro hasta que los achaques propios de su edad le impiden realizar correctamente su trabajo. Así pues, conocemos a Jeremy —principal responsable de su adiestramiento—, y también a la familia que lo acogió durante una temporada como parte de su aprendizaje. No obstante, Cross no describe a los humanos a través de la personalidad que manifiesta cada uno. Por el contrario, le concede muchísima más importancia al tipo de vínculo emocional que lo mantiene unido a esas personas. De modo que cada nueva separación, nos duele y nos perturba tanto como a él. Cross es un perro guía responsable y trabajador, pero como el cachorro travieso que sigue siendo, necesita sentirse querido como el que más.

En cuanto a los protagonistas humanos, me han parecido personajes bastante realistas que reflejan a la perfección cómo funciona nuestra sociedad. Por otro lado, Cross posee un ojo bastante crítico capaz de percibir nuestras pequeñas costumbres, la mayoría de ellas tan sutiles que ni siquiera nosotros nos damos cuenta de lo que decimos con nuestro lenguaje corporal. Y su forma de ver el mundo hace de Cross un protagonista entrañable.

La historia está narrada en primera persona por el mismísimo Cross, lo que nos permite empatizar por completo con las emociones de un perro guía. La prosa en general, me ha parecido bastante amena, aunque durante los primeros capítulos Cross se hacía un poco de lío avanzando y retrocediendo en el tiempo, mezclando el pasado con el presente y el futuro. En más de una ocasión, nos adelanta sucesos que van a tener lugar en un futuro próximo. Supongo que para despertar nuestra curiosidad hacia el resto de la historia. Por cierto, los capítulos son bastante extensos, de modo que es una lectura pausada para leer sin prisa.

A través de mis pequeños ojos es una carta escrita con el corazón, un homenaje precioso a todos los perros guía. Más que una novela entretenida, es un libro de memorias muy interesante. Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia, pero creo que el autor ha plasmado perfectamente el mundo interior de su perro guía. Se trata de una novela íntima, que no maquilla la triste realidad del perro en ningún momento. Todo lo contrario, ya que este narrador perruno describe con la mayor de las crudezas los cambios emocionales que experimenta el animal durante el adiestramiento. Su historia es realmente emotiva y muy dura, ya que Cross solo desea jugar y hacer travesuras.

Una vez el perro se ha adaptado a su hogar y a su dueño definitivos, el autor también profundiza en la vida personal de Mario. El último año de carrera, las dificultades a las que se enfrenta en el mundo laboral, su relación amorosa... Siempre desde el punto de vista del perro, claro.  Cross nunca se separa de Mario, las 24 horas del día. Con el paso de los años, el vínculo que se establece entre ambos llega a ser tan íntimo que el perro sabe a dónde tiene que ir antes de que Mario pronuncie en voz alta sus intenciones o anhelos.

Por otro lado, es una novela cargada de crítica social. Cross analiza el comportamiento humano desde una filosofía de vida completamente natural y desenfadada. Y reflexiona sobre temas de reciente actualidad para recordarnos a todos que algunos humanos todavía están sin domesticar. He subrayado medio libro, pero uno de los párrafos que más me han llegado, ha sido el siguiente:

«Los humanoides cada vez se sienten más solos, cada vez son más individualistas o quizá siempre lo hayan sido, y recurren a los de nuestra especie para mitigar su aislamiento. Se niegan a vivir en comunidad, en manada. Ellos saben que se necesitan los unos a los otros pero se niegan a hacerlo, se niegan a exteriorizarlo todo, el afecto, la disconformidad, el amor, el mal o buen humor.

Estoy seguro de que son conscientes de todo esto, pero en vez de solucionarlo y unirse, en vez de ser espontáneos con quienes conocen y con quienes no, prefieren serlo con otro ser que no es de su especie. Quizá porque piensen que, como ese ser no habla, jamás va a juzgar sus actos. ¿Y por qué les importa tanto que juzguen sus actos? Cada vez están más y más solos, se cruzan por las calles centenares de ellos y de ellas pero ni se miran, ni se huelen, ni se montan, ni juegan... ¡y con toda seguridad les apetece hacerlo más de una vez! Se han creado otro mundo, una vida artificial, y parece que esa vida, ese mundo, lo han creado para mejorar, para vivir más cómodos, y no es así. No lo entiendo, pero ellos tampoco.»

Deciros que la carta escrita por Mario es TAN emotiva, que las lágrimas amenazaban con caer. En resumen, A través de mis pequeños ojos es un libro para el recuerdo, lleno de momentos bonitos, de los que te sacuden el corazón y el alma.

Gracias, Cross.


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