25 julio 2017

La hija del apicultor | Santa Montefiore

Traducción: Alejandro Palomas Pubill | Editorial: Titania


SINOPSIS

1973. La joven e impetuosa Trixie Valentine está enamorada del cantante de una banda de éxito, Jasper Duncliffe, que está de vacaciones en la isla de Tekanesset, Massachussets. Ella está decidida a fugarse con él de gira por Estados Unidos y vivir al máximo. Se niega a ser como su madre, una mujer conformista y sin más ambición que cuidar de las abejas, con las que parece tener una comunicación extraña. Pero los sueños de Trixie se ven truncados cuando Jasper recibe una mala noticia y se ve obligado a volver a Inglaterra. 

1933. Grace Hamblin se ha criado en los increíbles parajes de Walbridge, Inglaterra, junto a su padre, el apicultor de una familia aristócrata. El contacto con la naturaleza y el mundo de las abejas, le hacían feliz. Hasta que su padre fallece inesperadamente y la deja sola y perdida. Ahora se debate entre aceptar el compromiso con Freddie Valentine, su amor y amigo de la infancia, o dejarse llevar por la pasión que siente por lord Melville, un amor que sabe que nunca podrá tener.

La decisión de Grace tendrá consecuencias, y cuarenta años después, madre e hija pueden verse afectadas por un pasado oculto. Los secretos no contados serán desvelados y ambas mujeres descubrirán que hay historias de amor que se repiten con la misma intensidad a pesar de los años. 


OPINIÓN PERSONAL

Trixie/Beatrix Valentine es una “chica impredecible, espontánea, salvaje y siempre dispuesta a divertirse”. Su mejor amiga es Suzie, y ambas están locamente enamoradas de los chicos malos del barrio. Bueno, no exactamente. Trixie se ha enamorado del cantante Jasper Duncliffe que, en realidad, es todo un caballero inglés, como inglesa es la familia de Trixie. El caso es que nadie parece aprobar esta relación. La madre de Jasper ni siquiera soporta que su hijo sea músico (de ahí que el pobre chico se haya ido con su música a otra parte) y los padres de Trixie no creen que un cantante sea de fiar. El padre de Trixie cree que su hija se está comportando como una furcia. Mientras que su madre es más permisiva con ella y solo desea que su pequeña sea feliz... porque ella nunca lo fue.

En realidad, Grace (la madre de Trixie) es la única y verdadera protagonista de esta novela. A través de sus recuerdos, conocemos el pasado de la familia. Grace era la hija del apicultor y jardinero de lady Penselwood, el señor Hamblin. Su madre murió cuando ella era pequeña, y la tía May (una prima lejana y mejor amiga de su madre) ha sido como una madre para ella desde entonces. Del mismo modo, Freddie (el padre de Trixie e hijo de la tía May) era como un hermano para ella. Y aunque Freddie llevaba años enamorado de su mejor amiga, Grace solo tenía ojos para el hijo de los marqueses de Penselwood, el conde Rufus.

El caso es que no he simpatizado demasiado con las mujeres de esta novela, probablemente porque no comparto la mentalidad de aquella época y me cuesta empatizar con las emociones románticas de las protagonistas. Su vida entera gira en torno a un hombre. Cito textualmente: «la vida no es nada si no quieres a alguien». Por otro lado, tampoco he conectado demasiado con los protagonistas masculinos. Sinceramente, están ahí porque en las vidas de estas mujeres tiene que haber un hombre, o dos. En más de una ocasión, he odiado intensamente al padre de Trixie, aunque luego resulta que es un pobre diablo. Por otra parte, Grace me ha parecido un personaje demasiado... voluble. Ahora te quiero, ahora no. Su triángulo amoroso no me ha convencido, sencillamente, porque no me creo las emociones de la mujer.

Por último, me sobraban todos los personajes secundarios, del primero al último. En el fondo están bien construidos, pero son tan irrelevantes que no aportan nada de interés a la trama principal. Llega un momento en que los secundarios se confunden con el paisaje y se convierten en una especie de segundo escenario. La novela está narrada en tercera persona y va mezclando las historias personales de la madre y de la hija. No obstante, el narrador no es tan omnisciente, ya que solo conocemos los pensamientos de Grace y de Trixie, e ignoramos las motivaciones de los demás personajes hasta casi el final.

La historia está dividida en tres partes, y debo decir que la tercera me ha parecido la más aburrida, a pesar de que en los últimos capítulos se descubre un secreto de lo más interesante. En general, el ritmo narrativo es bastante lento, si bien es cierto que este género requiere una lectura así de pausada para poder desarrollar la trama con todo lujo de detalles. La autora dramatiza en exceso y tanta casualidad ha estropeado una historia bonita, íntima y cargada de realidad. No me ha gustado nada el "amor" incondicional que retrata.

Ha logrado sorprenderme con alguna de las sorpresas que se tenía reservadas para el final, pero me ha costado un mundo pasar de las primeras páginas. La prosa de esta autora es tan descriptiva que su lectura resulta tediosa para mi gusto, una de esas novelas que, aunque solo leas los diálogos, te enteras igualmente de la historia principal.


«Los tiempos cambian. Los jóvenes son más libres de lo que nosotros jamás lo fuimos y quizá sea mejor así. Podemos desaprobar la música que escuchan y la ropa inapropiada que llevan, pero son jóvenes y están llenos de pasión. Se manifiestan contra las desigualdades y contra la guerra. Son valientes y la verdad es que les admiro por ello.»


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