22 septiembre 2017

Cortejo en la catedral | Kate Douglas Wiggin

Traducción: Rosa Sahuquillo Moreno | Ilustración: Charles E. Brock | Editorial: dÉpoca


SINOPSIS

Katharine «Kitty» Schuyler es una joven americana de diecinueve años que desembarca en Inglaterra junto a su anciana tía Celia para recorrer la ruta de las más importantes ciudades catedralicias. Paseando entre vetustos montones de piedras y ciudades repletas de historia, Kitty pronto vislumbra un atractivo añadido al paisaje arquitectónico: el joven Jack Copley, americano como ella, que está realizando el mismo recorrido turístico. En el momento del fortuito encuentro resulta evidente la mutua atracción existente entre los jóvenes, y así da comienzo una particular persecución del amor en la que Jack no solo cortejará a Kitty, sino que tendrá que ganarse la atención de su cegata tía, que no parece advertir su presencia a pesar de encontrárselo por todas partes durante el «asedio».


OPINIÓN PERSONAL

Katharine Schuyler es una señorita un poco remilgada, una mujer de 19 años demasiado ingenua para mi gusto. Su carabina es la tía Celia, «una de esas personas que han nacido para mandar y, cuando se ven impulsadas a relacionarse con aquellos que han nacido para recibir órdenes, todo va como la seda; en caso contrario, no». Para la tía Celia, los hombres son sujetos descorteses.

Jack Copley (John Quincy Copley) es todo un caballero, un arquitecto que dedica su tiempo libro a dibujar bosquejos de las catedrales que está visitando. Cuando ve por primera vez a Katharine se queda impresionando por la belleza de la señorita de tez aceitunada y decide hacer el mismo itinerario que Katharine y su tía.

Los protagonistas no se conocen de nada, ni siquiera han mantenido una conversación en condiciones. En realidad, no tienen nada en común. Pero ella es dócil y él está entusiasmado con la idea de moldearla a su antojo. En un principio, Katherine se "resiste" a ser cortejada, pero Jack disfruta cortejándola de todas formas. La única traba para que su relación sea más estrecha es que Jack no podrá ni acercarse a la dama mientras que no conquiste primero la confianza de su carabina.

La prosa es “prosa de época”. Es decir, su estilo narrativo me ha parecido ligeramente pomposo al tratarse de un clásico, pero su lectura no me resulta especialmente densa. Al contrario, es un librito muy breve que se lee en un suspiro. Lo que más me ha gustado es que la autora haya decidido escribir la historia en primera persona alternando entre el diario de ella y la versión de él, con narrativas bastante diferenciadas.

Esta novela me ha supuesto una pequeña decepción. Sintiéndolo mucho, no he conectado en ningún momento con la personalidad de los protagonistas, así que la historia romántica no me ha convencido. Si buscas una novela que te permita conocer la mentalidad de otra época, este clásico puede interesarte. Porque este relato no ha sobrevivido al paso del tiempo y la ambientación se ha quedado un poquito anticuada.

Por otro lado, el desenlace me ha parecido un pelín aburrido, ya que el joven Copley se limita a perseguirlas por todo el mapa pero sin hacer otra cosa que no sea ayudarlas en contadas ocasiones, sin entablar ninguna conversación decente ni nada que se le parezca. Además, los "memorando" escritos por Katharine ralentizan otro tanto su historia de amor, puesto que se limita a describir los lugares que han visitado. En definitiva, es una lectura que no me ha aportado gran cosa, ni siquiera como mero entretenimiento.

Por último, las ilustraciones originales de Charles E. Brock son preciosas y el relato está muy bien acompañado por un montón de notas a pie de página. 


«Cuando conoces a una joven que combina todas las cualidades que has imaginado como ideales, y que ha añadido una docena o dos por su parte con la única intención de aturdirte más allá de toda esperanza, ¿por qué luchar e intentar resistirse a su encanto? ¡Arrodíllate como un hombre, pienso yo!»


No hay comentarios:

Publicar un comentario