02 octubre 2017

Canciones que cantan los muertos | George R.R. Martín

Traducción: César Terrón | Editorial: Martínez Roca


SINOPSIS

George R. Martin, ganador de un premio Nébula y tres Hugo por sus obras de ciencia ficción, nos presenta en esta antología una selección de sus mejores relatos de terror, que atrapan irremediable y fatalmente al lector desde la primera frase. Evidenciando su gran maestría para atemorizar, nos traslada desde el corazón ardiente de un ghetto de gran ciudad al gélido espacio interestelar. Junto a relatos de terror contemporáneo y futurístico, encontramos otros de terror puro, como "El tratamiento del mono", que oscila entre el miedo aterrador y el cómico; un obeso que desea ser delgado, sigue un insólito tratamiento... "Los reyes de la arena" añade al terror unos componentes de ciencia ficción: en el futuro lejano de un mundo remoto, un excéntrico millonario se divierte haciendo guerrear entre sí unas colonias de insectos de las que él es el dios. Pero los insectos empiezan a actuar por su cuenta... Pero hay más... Modernos ladrones de cadáveres que operan en Chicago; un mundo poblado por gusanos gigantescos y por razas degeneradas; la exótica araña de los sueños...


OPINIÓN PERSONAL

«Los sueños suelen ser mejores que estar despierto, y las historias mucho más atractivas que las vidas.»

Efectivamente, esta selección de relatos me ha sorprendido por la variedad de géneros que abarca (ciencia ficción, fantasía, contemporánea...). Además, el autor pone muchísimo esmero en cada una de sus narraciones y describe con la mayor parsimonia del mundo hasta los detalles más irrelevantes. De modo que, antes de pasar a la acción, se recrea en la tarea de construir una ambientación prodigiosa. Tan importante como la historia, es el escenario. Y esto último, casi siempre se traduce en un relato que hay que leer con muchísima paciencia a pesar de su corta extensión.

Si bien es cierto que la prosa no resulta demasiado compleja, el ritmo narrativo avanza con extrema lentitud, por lo que —a veces— su lectura es un poco aburrida. Un detalle que me ha gustado es que se haya decantado por un narrador en tercera persona (excepto en Esta torre de cenizas), porque así nada te asegura que los protagonistas vayan a sobrevivir y se mantiene el suspense hasta el final.

Me esperaba una antología de puro terror duro, pero su lectura no da miedo. Es más bien una selección de fantasía oscura y ciencia ficción truculenta. Los primeros relatos me han parecido mucho más aburridos que los últimos, aunque en todos he encontrado algún párrafo digno de una reflexión más profunda.

A continuación disecciono el argumento de cada relato por si fuera de interés.


El tratamiento del mono

Kenny era como un hombre torturado por tener dos amantes, porque si bien amaba la comida con permanente pasión, también soñaba en otros amores, en mujeres, y sabía que para asegurar lo primero, tenía que renunciar a los segundo, y esa certeza era su secreta pena. En definitiva, Kenny es un hombre obeso que desea ser delgado y sigue un insólito tratamiento que consiste en llevar un mono en la espalda que... Bueno, no os quiero destripar demasiado el argumento, así que hasta aquí puedo leer.

Es el relato que menos me ha gustado. En parte, porque dedica demasiados párrafos a describir los hábitos de alimentación del hombre y, después, cuando se somete al tratamiento del mono, sucede lo mismo una y otra vez. Realmente, no da nada de miedo. Finalmente, el desenlace me parece demasiado surrealista y carente de emoción.

«Inició una huelga de hambre que duró hasta que empezó a sentirse hambriento.» 

En la Casa del Gusano

En un mundo poblado por gusanos gigantescos y por otras razas degeneradas... ya, ése es todo el argumento de este relato. Nos encontramos en un mundo habitado por gusanos que veneran a un Gusano Blanco que vendrá a por todos al final. Poco a poco, el autor nos adentra en la extraña jerarquía social de este mundo desconocido, en el que muchos creen que el sol es un adorno que el Gusano Blanco ha puesto ahí para celebrar Mascaradas Solares. Y cuando por fin me he familiarizado con la superficie, entra en acción el Carnicero, un ser que caza grounos en las madrigueras para alimentar a su pueblo.

El caso es que, por diferentes razones, más de uno quiere ver muerto al Carnicero. Pero antes de acabar con su miserable existencia, necesitan descubrir cómo es capaz de matar a tantos grounos mientras que el resto de los cazadores ni siquiera regresan con vida. Como os podéis imaginar, esta arriesgada decisión, hará que desciendan por las madrigueras, lo que nos permitirá descubrir también el subsuelo y los orígenes de su mundo. En definitiva, también me ha parecido un relato de lo más aburrido, a pesar de su originalidad.

Los hombres de la aguja

Jerry es —en sus propias palabras— un luchador periorista independiente.  Y como su trabajo le genera muchas ganancias, comparte piso con otras tres personas en un barrio lleno de drogadictos. Un día como otro cualquiera, desaparece un hijo de su vecina. Entonces, la abuela Gumbo comenta que han sido los hombres de la aguja, quienes desde hace décadas se llevan a la gente pobre que nadie echará de menos. El misterio de ésta y otras desapariciones obsesionan a Jerry, por lo que empieza a investigar por su cuenta.

Cuando ya estaba a punto de cerrar el libro, este relato me devolvió el interés hacia mi lectura. El final es un poco predecible, pero no por ello desdeñable. No se trata de un relato de terror en el sentido tradicional de la palabra, pero el suspense se deja ver. Desde las primeras líneas, es muchísimo más ameno que los anteriores y se centra menos en lo superfluo. De ahí que esté entre mis favoritos.

Los reyes de la arena

Un hombre vive completamente aislado en una mansión situada entre montañas áridas y rocosas a cincuenta kilómetros de la ciudad. Un hombre al que le encanta celebrar fiestas para sorprender a sus amigos con animales raros y exóticos. Un día, recorre todas las tiendas de la ciudad, hasta que por fin encuentra algo que se adapta a sus exigencias: los reyes de la arena, unos seres inteligentes que combaten entre ellos y que adoran a su dueño como si fuera un dios.

Y de eso trata precisamente este relato, de un hombre que juega a ser dios. Los insectos mueren cruelmente en guerras provocadas por su dueño solo por diversión, mientras sus amigos están encantados de poder hacer sus apuestas. Es cierto que el desarrollo de la trama se me hizo un poco pesado, pero en general, me ha parecido un relato muy original que esconde un trasfondo potente e interesante. En cuanto al final, ligeramente predecible pero correcto y justo. 

Esta torre de cenizas

Después de darle muchas vueltas, creo que las palabras que mejor resumen este relato son las siguientes: triángulo amoroso. Johnny, Crystal y Gerry se encuentran en un planeta supuestamente deshabitado, a excepción de unas arañas enormes. Para colonizar el planeta, tienen que exterminar a las arañas con un superpesticida que dañaría también otras formas de vida, de haberlas. Johnny intenta razonar con sus amigos después de encontrar una torre de ladrillos en ruinas. Lo que significa que, alguna vez, hubo vida inteligente en el planeta.

La ambientación encaja perfectamente dentro de esta antología. Pero básicamente, se trata de una historia de desamor. Johnny está enamorado de Crystal, su novia hasta ahora. Pero Crystal está enamorada de Gerry. Y mientras Johnny encuentra la manera de hacerle saber cuánto la quiere, los tres amigos se adentran en el bosque en busca de vida inteligente. El final un poco soso, pero eso sí, ¡cómo le gusta a este autor el drama!

«¿Alguna vez has sabido de alguien que muriera en el momento apropiado? No, no sucede así. Algunos tipos caen casi antes de empezar a vivir, otros durante la mejor parte. Y otros es como si se demoraran aquí después de que todo ha terminado.»

Recordando a Melody

Una antigua amiga de Ted se presenta en su casa sin previo aviso porque no tiene adónde ir. Se conocieron en los años locos de la adolescencia, ellos y otros dos amigos más. Pero apenas se han mantenido en contacto desde entonces. Los tres han intentado ayudar a Melody, pero es una chica problemática, la única del grupo que no ha madurado y toda ayuda es inútil. Y ahora está aquí, llorando como una loca y recordándole a Ted antiguas promesas de amistad eterna. Yo es que no la soporto. Hasta el final, cuando la chica pone todas las cartas sobre la mesa. La historia principal es mucho más sencilla y cotidiana, pero el final es de los más inquietantes. Además, su lectura es la más amena.


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