Traducción: Miguel Trujillo Fernández | Editorial: SM
SINOPSIS
La joven Sylvie y su familia viven en un campo de refugiados. Han tenido que huir del Congo tras la muerte de su padre a manos de la guerrilla. La causa del conflicto: la disputa por los yacimientos de coltán, un caro mineral imprescindible para fabricar teléfonos móviles.
Laiping, una muchacha china, ha abandonado su pueblo para trabajar en una gran fábrica de productos electrónicos, atraída por las promesas de una vida mejor. Pronto descubrirá la dura realidad de los trabajadores... y lo difícil que resulta mejorarla o protestar, siquiera.
Fiona, una adolescente norteamericana, ha cometido un grave error: enviar una foto indiscreta al chico con el que sale.
Son tres chicas diferentes, con vidas muy distintas, con problemas radicalmente distintos. Y sin embargo, están conectadas.
OPINIÓN PERSONAL
América del Norte. Fiona es una adolescente de catorce años normal y corriente. Una chica como otra cualquiera que, durante una noche de fiesta y alcohol, confía en la persona equivocada y le envía a su novio una foto indiscreta. Pensaba que Fiona iba a ser una protagonista carente de personalidad que solo estaría presente en la novela para evidenciar la estupidez propia de la adolescencia y la actitud despreocupada y egoísta del primer mundo. Es decir, un personaje con el que sentirnos identificados en comparación con las otras dos historias. Por el contrario, su presencia en la novela ha tenido mucha más relevancia de la que me esperaba. Al final, Fiona es una chica fuerte que se enfrenta a los errores del pasado y supera el acoso escolar como buenamente puede.
África. Sylvie es una de tantas chicas adolescentes que viven atrapadas en un campo de refugiados, con un futuro demasiado incierto como para tener alguna esperanza de alcanzar una vida mejor. Su familia ya no tiene a dónde regresar porque su aldea fue quemada. La guerra por el oro azul les ha arrebatado absolutamente todo y ahora viven en una choza y comen lo que pueden. Me gusta muchísimo la historia de Sylvie porque refleja perfectamente las condiciones en las que viven los refugiados como ella. La escasez de alimentos, la pésima educación que reciben los niños y la amenaza constante de que los soldados acaben con su vida... o algo peor.
Asia. Laiping es una menor que ha abandonado el campo en busca de un futuro mejor en la gran ciudad. Su padre no goza de buena salud y Laiping va a ser la encargada de ganar dinero para mantener a su familia. Pero su lugar de trabajo y su nueva residencia no es, en absoluto, como ella se imaginaba. Laiping vive en una litera, comparte el baño con el resto de empleadas y trabaja casi 12 horas al día en unas condiciones lamentables. Al principio, Laiping es una muchacha ingenua que todavía cree que la empresa será buena con ella si se esfuerza y trabaja duro sin quejarse. No obstante, a medida que sobrevive a la desesperación, su personalidad se va endureciendo.
Son tres chicas diferentes, con vidas muy distintas, con problemas radicalmente distintos. Y sin embargo, están conectadas. Curiosamente, lo que más me ha gustado de la novela son las relaciones que mantienen las tres chicas con el resto de los personajes, el modo en que cada una se enfrenta al resto del mundo. Tanto las protagonistas como los personajes más secundarios quedan perfectamente retratados y la psicología de todos ellos me ha parecido bastante realista.
La novela está escrita en tercera persona, pero nos muestra los pensamientos más íntimos de las protagonistas. El resto de los personajes se mantienen un poco al margen. La prosa es bastante sencilla, pero muy correcta. La edad recomendada por la editorial es 12 años, pero la autora no decora ni un poquito la crudeza de algunas vidas. Es más, se recrea en los peores recuerdos de sus protagonistas para hacernos todavía más conscientes del sufrimiento ajeno.
Sin empezar a leer esta novela, en cuanto vi la pregunta que aparece en la sinopsis (¿Cómo puedes saber que no están conectadas también contigo?) sentí que este libro iba a ser una bofetada a nuestras conciencias dormidas. Y no me equivocaba. Su lectura no es entretenida, en el sentido de que no es un libro para matar el rato. Se trata de una novela totalmente dramática porque es una especie de documental inspirado en hechos reales.
En definitiva, me parece una lectura totalmente recomendable para concienciar a los lectores más jóvenes de las miserias humanas que están padeciendo otros niños de su edad. Quizá, me esperaba un final todavía más dramático que no maquillase ni un ápice la realidad. Pero, después de todo, me encanta el desenlace que le ha concedido a las tres historias. Sobre todo, porque nos transmite un mensaje de vital importancia: nuestras acciones, por insignificantes que parezcan, pueden cambiar la vida de otras personas.
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