Ilustración de cubierta: Hashime Murayama | Editorial: Páginas de Espuma
SINOPSIS
Hipólito G. Navarro es uno de los cuentistas más destacados en el panorama actual de la literatura española. Su desbordante imaginación, su humor inteligente, su virtuosismo expresivo y una capacidad de innovación en el género poco común lo han convertido en referente ineludible de la narrativa breve en castellano. Los relatos aquí seleccionados por Javier Sáez de Ibarra ofrecen al lector una magnífica oportunidad para introducirse en el mundo verdaderamente rico, insólito y deslumbrante del autor andaluz.
OPINIÓN PERSONAL
«Hay que tener mucho cuidado con los deseos que uno tiene, los deseos son peligrosos, porque más tarde o más temprano acaban cumpliéndose. Tan sólo en la ficción se puede permanecer completamente a salvo, habitando sin temor los reinos de la imaginación».
Los personajes son de carne y hueso, un vil reflejo de los pensamientos que todos llevamos por dentro al menos una vez en la vida. Son lo mejor de cada uno, pero al mismo tiempo, muestran las bajezas del ser humano, sus deseos más truculentos y le concede muchísima relevancia a la psicología de cada uno Las personas no aparecen retratadas como se muestran de puertas para fuera, sino como verdaderamente son.
De modo que algunos relatos son un compendio de situaciones que hemos podido imaginar o desear con la boca pequeña, momentos que muchas veces nos pasan desapercibidos pero que están ahí, agazapados en la inconsciencia. Por supuesto, no puedo decir que haya empatizado con la mayoría de los personajes, porque son muchísimos, pero más de uno me ha dejado una huella en la memoria.
Todo buen libro de relatos tiene que dar cabida a todo tipo de narrativas, y El pez volador no es una excepción. El autor escribe en primera y tercera persona, e incluso nos regala un relato escrito únicamente con preguntas (¿El tren para Irún, por favor?). En ese sentido, es una antología que juega mucho con el lenguaje, tanto con el vocabulario como con la estructura de las propias frases.
Por otro lado, me ha parecido una prosa muy correcta y fluida, descriptiva en la medida justa, y ligeramente visceral. Los protagonistas sienten dolor, ansiedad e incluso ¿por qué no? ataques de cierta violencia. Por cierto, el vuelo de este pez está dividido en tres partes muy diferenciadas entre sí: inmersiones, saltos y vuelo. Y los relatos son muy breves, algunos no ocupan ni media página.
Sí y no. Los relatos sobre inmersiones han sido, la gran mayoría de mi agrado. Pero no he conectado en la misma medida con saltos y vuelo. La primera parte es mi gran favorita porque el final de casi todos los relatos me dejaba anonadada. En un principio, parecen historias planas que desarrollan un argumento de lo más sencillo y cotidiano. Pero las últimas líneas son tan imprevisibles que el desenlace siempre resulta, cuando menos, sorprendente. ¿Sabéis esa sensación cuando estás leyendo un párrafo y por fin comprendes el significado y la relevancia del título de un libro? Pues eso mismo, pero todo el rato.
Sin embargo, la segunda y la tercera parte me han parecido un poco más aburridas y, en más de una ocasión, me ha costado seguirle el ritmo. Sobre todo en los saltos, el autor se aleja un poco más de la lógica y los relatos se vuelven más extravagantes. Como si tratase de reinterpretar la realidad, la deforma de una forma desconcertante, aunque procura que la ambientación siga siendo igual de realista. Llegados a este punto, incluso los personajes interactúan con la realidad. Por último, el vuelo recupera los finales inesperados, pero son relatos que diseccionan emociones más oscuras y recónditas.
En definitiva, considero que este es un libro que merece la pena ser descubierto, sobre todo porque la moraleja no resulta demasiado retorcida ni tampoco pretende aleccionar a los demás. Son relatos más bien entretenidos, para disfrutar con su lectura y dejarse sorprender.
El pez volador pertenece a la colección Vivir del cuento publicada por Páginas de espuma, y he de decir que la edición me ha parecido maravillosa. En primer lugar, nos encontramos con una amplia introducción que nos presenta —a modo de reseña— los cuentos seleccionados por Javier Sáez de Ibarra y también profundiza en la biografía de este autor. De modo que esta introducción nos ayuda a comprender qué vamos a leer a continuación.
Por último, el libro se despide del lector con una entrevista bastante personal en la que el autor desnuda un poco más su obra. Por cierto, la ilustración de la cubierta se llama California flying fish glide over the sea y pertenece a Hashime Murayama (National Geographic, 1938). Y me gusta muchísimo. En definitiva: una gran edición.
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