06 marzo 2019

Estrómboli | Jon Bilbao

Editorial: Impedimenta


SINOPSIS

Una banda de motoristas que acosa a una pareja que viaja por Estados Unidos; un hombre se ve obligado a comer una tarántula viva ante las cámaras de un programa de televisión para solucionar los problemas económicos de su familia; dos buscadores de oro aficionados sufren un terrible accidente en las montañas que pone a prueba su amistad; la muerte de dos vagabundos y el descubrimiento de unas ruinas misteriosas perturban la celebración de una boda; un hombre casado y su amante emprenden un viaje a la isla de Estrómboli para auxiliar a alguien muy importante para ambos…

Los nuevos y esperados relatos de Jon Bilbao, en los que manifiesta una maestría fuera de lo común, mientras refleja de un modo inquietante y demoledor la extrañeza que se esconde tras la vida y las relaciones humanas.


OPINIÓN PERSONAL

Lamentablemente, no conecto con los protagonistas de ningún relato a pesar de que la psicología de todos ellos me resulta medianamente coherente. Es más, leo sus vivencias y desvaríos como algo muy lejano, de modo que no logro empatizar con sus emociones ni comparto las decisiones que toman. Por otro lado, la mayoría de los personajes interpretan un papel ligeramente deshumanizado, como si el autor quisiera mostrarnos lo peor y lo menos malo de la sociedad, pero lo hace sin un propósito aparente.

La prosa es muy correcta, no exenta de cierta elegancia. Todos los relatos se leen con la misma fluidez, ya que es un libro bastante ameno que no abusa de un vocabulario demasiado rimbombante. Además, es un libro que da cabida a cualquier estilo de narrativa: en tercera y primera persona, e incluso capítulos en los que todos los personajes tienen voz narrativa.

Ahora mismo, me siento un poco tonta porque no comprendo el propósito de ningún relato. Quiero decir, las historias me han dejado totalmente fría e indiferente porque no me han transmitido nada ni he conseguido deducir cuál era la moraleja. Sí, la prosa es correcta. Sí, todos los relatos se leen con relativa facilidad. Pero, al menos a mí, no me han invitado a una reflexión más profunda, ni me han entretenido en exceso. 

Como son pocos relatos, voy a exponer brevemente mis impresiones de cada uno a continuación.

  • Crónica distanciada de mi último verano

Un hombre encuentra a otro oliendo las bragas de su novia y le regaña en vez de mirar para otro lado. Desde su pequeño enfrentamiento verbal, el hombre que olía las bragas y su banda de motoristas acosan al pobre chaval. Este relato sorprende por su brutalidad, ya que es bastante violento. Y el final te deja imaginando que sucede después. Pero realmente, no me aporta nada de interés.

  • El peso de tu hijo en oro

Probablemente, este sea el relato más perturbador de la colección y el que más me ha marcado a nivel emocional en un sentido negativo. Me deja pasmada lo frívolo que puede llegar a ser el amigo, aunque no simpatizo con ninguno de los dos. Ambos anteponen su afición al duelo, no tienen corazón. De todas formas, no sé cómo debo interpretar el desenlace.

  • Siempre hay algo peor

Cuando empezaba a plantearme abandonar la lectura de este libro, este relato mereció que siguiera adelante. La historia me parecía muy entretenida e interesante, puesto que retrata a una persona que ignora la ley y se excita haciéndole favores ilegales a un tipo peligroso. Me sorprendió gratamente la importancia que le concede a los recuerdos que nos persiguen de por vida, pero nuevamente, el final me deja descolocada.

  • Una boda en invierno

Sin duda, el relato más extraño (o peculiar) de la colección. Sobre todo por el estilo narrativo. El relato está dividido en pequeños párrafos y cada uno de ellos está escrito en primera persona por un personaje diferente. No obstante, la historia navega entre lo surrealista y lo banal. Todo gira en torno a unos vagabundos que aparecieron muertos en extrañas circunstancias y a las tonterías que se cometen durante los preparativos de una boda. Al final, la protagonista es la que menos te esperas.

  • Como en un idioma desconocido

Un ingeniero es contratado por Montajes Mecánicos de Precisión para dirigir la construcción de una planta energética de ciclo combinado cerca de la ciudad mejicana de Hermosillo. Comparte casa con otros compañeros de trabajo. Probablemente este sea el relato más aburrido, a pesar de que contiene más crítica social que los demás y de formas más evidentes desde el momento en que describe la pequeña corrupción que sacude su lugar de trabajo. No obstante, se centra demasiado en las historias personales de los obreros y los jefes, muchas veces irrelevantes. Y una vez más, no entiendo el final.

  • Avicularia, avicularia

Repulsivo, las tripas se me revuelven mientras leo que un padre de familia está dispuesto a comerse una tarántula viva para sacar a su familia de la pobreza. Lo que más me ha gustado de este relato ha sido el realismo con el que retrata las emociones del pobre hombre. Pero, de nuevo, no comprendo el final en su totalidad.

  • El castigo más deseado

Un hombre divorciado recorre medio mundo para visitar a su amiga L, que vive con su novio. Mientras leía, no comprendía porque todo el relato se centra en su relación con el novio de una amiga con la que, evidentemente, desea acostarse. Pero a medida que avanza la historia todo cobra sentido, con la intervención de un ángel de por medio. Su lectura es un poco aburrida, pero el desenlace es inesperado.

  • Estrómboli 

El relato que cierra esta colección da nombre a la novela. En esta ocasión, Xabier -un hombre casado- y su amante Verónica, visitan la isla Estrómboli buscando al hermano de Xabier, un hombre enamorado de Verónica que ha desaparecido después de descubrir su aventura. El triángulo amoroso en sí no estaba mal, pero no soporto a Verónica ni entiendo por qué parece tan obsesionada con la mujer sin brazo. Su comportamiento es tan despectivo que siento asco. Y, qué novedad, las últimas páginas no han despertado en mí ninguna emoción.


«El pueblo me gustaba, pero no las personas que vivían en él. A estas las toleraba siempre que no me molestasen y se mantuvieran en silencio, o la distancia suficiente para no oír sus conversaciones plagadas de limitaciones lingüísticas, fanfarronerías, juicios apresurados, generalizaciones desinformadas e insultos gratuitos».


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