06 julio 2019

Jules | Didier van Cauwelaert

Traducción: Alicia Martorell Linares | Editorial: Alianza  


SINOPSIS

Zibal es un genio un tanto particular. Brillante ingeniero bioquímico y astrofísico, sus descubrimientos científicos podrían haberle reportado una existencia desahogada; sin embargo, una serie de hechos desafortunados le han obligado a ganarse la vida vendiendo macarons en el parisino aeropuerto de Orly. Un día aparece por su puesto Alice, una joven y encantadora invidente, acompañada por su perro guía, Jules, un labrador muy especial. Alice va a tomar un avión para someterse a una operación que le permita recuperar la vista. La intervención resulta un éxito, pero para el perro Jules será el comienzo de una tragedia ya que lo asignan a otro invidente que lo maltrata. Jules huye y busca refugio en Zibal con el objetivo de que le ayude a encontrar a Alice. En menos de veinticuatro horas, su vida va a quedar totalmente trastocada. ¿Conseguirá Jules reunirse con Alice? ¿Y Zibal cuyo corazón quedó cautivado nada más verla? 


OPINIÓN PERSONAL

Zibal de Frèges es un genio un tanto particular, titulado en ingeniería bioquímica y astrofísica. Sus descubrimientos científicos podrían haberle reportado una vida desahogada, pero a sus cuarenta y dos años, su novia lo ha despedido de su empresa para quedarse con la patente. Después de su fracaso amoroso y profesional, Zibal ha encontrado un nuevo trabajo gracias los contactos de su nueva vecina, el mejor contrato al que puede aspirar a su edad y con su expediente: agente de promoción y ventas. Es decir, vendedor de macarons en el parisino aeropuerto de Orly.

Un día, aparece por su puesto Alice Gallien, una joven y encantadora invidente, acompañada por su perro guía, Jules, un retrevier labrador que está a su servicio hace más de siete años. Alice es una treintañera educada e increíblemente atractiva que, en palabras de Zibal, provocaba mucho más deseo que piedad. Podría decirse que el hombre se enamora a primera vista, aunque su comportamiento me ha parecido casi ofensivo. Zibal es un cuarentón que se aferra a la menor ocasión y su primer encuentro es un espectáculo lamentable. 

El caso es que Alice va a tomar un avión para someterse a una operación y Zibal no duda en acudir al rescate cuando ve que los empleados del aeropuerto pretenden separarla de su perro durante el vuelo. En otras palabras, se hace el héroe para impresionar a la chica, o a sí mismo, quién sabe. De modo que Alice le recuerda como el caballero de brillante armadura que cumplió con la normativa vigente.

La novela está escrita en primera persona y a dos voces, por Zibal y Alice; excepto un par de capítulos, en los que un narrador en tercera persona nos cuenta las vivencias de Jules. Zibal me ha parecido un pobre infeliz, pero sintiéndolo mucho, mi gran favorita es Alice. Su pasado ha sido tan dramático que solo podía admirar su entereza y desearle lo mejor en la vida. La verdad es que no esperaba encontrarme con una superviviente como ella en medio de tanta comedia. Y me ha sorprendido muy gratamente.

Por otro lado, aunque los protagonistas permanecen separados las tres cuartas partes de la novela, el relato no se me ha hecho pesado en ningún momento, sino todo lo contrario. Me encanta cómo ha ido definiendo la psicología de cada personaje, a través de las experiencias que comparten con el lector, todas ellas igual de relevantes. En concreto, me ha gustado muchísimo la transformación de Alice y los cambios que se producen en su vida.

Curiosamente, los primeros capítulos me han provocado una sonrisa tonta todo el rato gracias a una fina ironía y a lo políticamente incorrecto. Pero la pareja protagonista enseguida da paso a un drama delirante. En general, los personajes secundarios parecen sacados de una comedia barata, así que me resultan un poco estrambóticos y el mundo que les rodea es demasiado surrealista. Del mismo modo, los protagonistas se comportan de formas muy extrañas y toman decisiones que yo no tomaría en mi vida. Pero eso ya, depende de cada uno.

En conclusión, una lectura muy agradable para un rato entretenido. La historia romántica es la típica comedia francesa, ligeramente extravagante; aunque el drama también hace acto de presencia durante los capítulos más emotivos. El resultado final de esta extraña mezcla, es una novela edulcorada y peculiar. Durante las últimas páginas, Zibal ¡por fin! ha merecido que suspirase por él y siento que ha estado a la altura de las circunstancias. Creo que ese desenlace era el más adecuado. Entre otras cosas, porque la novela se confirma como un pequeño homenaje a los perros guía. 


«¡La realidad solo es una emanación de nuestra consciencia! Nosotros escribimos nuestro destino, con nuestros pensamientos, nuestros deseos, nuestros miedos, nuestros bloqueos, que lanzamos al universo, pero siempre es posible corregirlo.»

«Es impresionante lo que me parezco a este perro. Difamado, sin oficio ni beneficio, abandonado, indeseable. Y, sin embargo, dispuesto a volver a empezar, a conquistar la luna si alguien me cree capaz de ello. El perro se dio cuenta. No se equivocó al elegirme.»


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