Traducción: Adolfo Muñoz | Editorial: Anaya

SINOPSIS
La Segunda Guerra Civil de Estados Unidos, también conocida como «Guerra Interna», fue un conflicto prolongado y sangriento que concluyó con una resolución escalofriante: la vida humana se considerará inviolable desde el momento de la concepción hasta que el niño cumpla los trece años, entre los trece y los dieciocho años de edad, sin embargo, los padres pueden decidir «abortar» a su hijo de modo retroactivo... con la condición de que el hijo, desde un punto de vista técnico, no muera. Al proceso por el cual se acaba con él al mismo tiempo que se le conserva con vida se le llama «desconexión». Actualmente, la desconexión es una práctica frecuente y socialmente aceptada.
OPINIÓN PERSONAL
Una vez finalizada la Segunda Guerra Civil de Estados Unidos, el ejército pro vida y el ejército pro libre elección, dictaron un conjunto de enmiendas a la Constitución, conocido como Tratado Vital. «La vida humana es inviolable desde el momento de la concepción hasta que el niño alcanza la edad de trece años. Entre los trece y los dieciocho años de edad, sin embargo, los padres o madres pueden decidir “abortar” a su hijo de modo retroactivo... con la condición de que el hijo, desde un punto de vista técnico, no muera.»
¿Qué hacemos con los adolescentes que estorban y que no han demostrado su valía? Nos encontramos en una sociedad futura, no muy lejana, que ha normalizado una práctica terrible sin un ápice de culpa: la desconexión, dividir cuerpos en piezas reutilizables. El neuroinjerto permite emplear en trasplantes cada una de las partes de un donante y así los desconectables siguen con vida en un “estado diviso”. Como un mercado negro de órganos, pero legal y socialmente aceptado.
«A la avaricia no le cuesta mucho aplastar la moral.»
Connor Lassiter es un chico de temperamento violento e impulsivo. Sus padres han firmado la orden de desconexión y la única forma de escapar a su destino es huir de la brigada juvenil hasta cumplir los dieciocho años de edad. La ley establece que no te pueden desconectar si eres mayor de edad.
Risa Expósito es una adolescente de quince años al cuidado del estado en una Casa Estatal. Se supone que ha alcanzado su máximo potencial como virtuosa del piano y el estado ha decidido que no merece la pena invertir en su futuro.
Levi Jedediah Calder es un diezmo de trece años. Las familias religiosas sacrifican voluntariamente a un hijo y Levi no ha vivido para otra cosa. Para él es un honor y una bendición ser un diezmo, llevar una vida destinada a Dios y a la Humanidad. No ha vivido para otra cosa.
«Solo los une su común propósito de conservar la vida.» La historia arranca cuando sus caminos se cruzan y un narrador en tercera persona nos cuenta sus desventuras alternando diferentes puntos de vista. Risa, Connor y Levi recorren escenarios cada vez más espeluznantes, culminando con una de las escenas más perturbadoras que he leído en young adult. Sorprende y horroriza a partes iguales.
A partir de una premisa que roza la fantasía científica, el autor ha construido una tetralogía muy completa que invita a una reflexión más profunda y lo hace a través de unos adolescentes que solo quieren vivir. La desconexión describe un mundo distópico que no difiere demasiado de un mal que ya está asolando el mundo. Y la crítica social, a todos los niveles, resulta sublime.
Drama, acción, suspense... y una pizca de romance. La química entre Risa y Connor emociona a primera vista. Risa viene de una Casa Estatal donde aprendió a cuidarse sola, pero se siente cómoda a su lado. Y del mismo modo, Connor se convierte en mejor persona porque la tiene a ella. Estoy enamorada de los protagonistas.
Una de las mejores sagas juveniles que he leído.
«“Por favor, sea un ser humano”. Con una vida tan llena de reglas y reglamentos, es demasiado fácil llegar a olvidar lo que se es».
Otros libros del autor
No hay comentarios:
Publicar un comentario