09 marzo 2023

Los impostores sangran poco | Laura Mars

Ilustración de cubierta: Fran Ferriz


SINOPSIS

Un actor olvidado es seleccionado como protagonista para una película. Su compañero de reparto insiste en trabajar juntos antes del rodaje. Stanislavski. Actores de método. Quizá no sea una buena idea meterse de lleno en la mente de un hombre atormentado, uno que cree que a su alrededor están cambiando a la gente, que está rodeado de impostores. Se nota en pequeños fallos que cometen al hablar, al vestirse. Al sangrar. Hay cosas que no funcionan como deberían en las personas cambiadas... y a veces es mejor no averiguarlo.


OPINIÓN PERSONAL

Después de años sin trabajo, el actor Archie Waters ha conseguido un papel de los que te llevan directo a los Oscars. El protagonista del guion es un hombre atormentado que ha empezado a tener experiencias extrañas y acaba ingresado en un psiquiátrico porque cree que la gente de su alrededor está siendo reemplazada por impostores idénticos.

El hijo del protagonista será interpretado por un actor de moda que mueve masas. Maverick es un actor de método un poco excéntrico que lleva el sistema Stanislavski al extremo. Ser actor de método consiste en meterte en la piel del personaje durante un tiempo, experimentando en tu propia piel el papel que vas a interpretar. Así pues, Maverick y Archie fingirán ser padre e hijo y estar rodeados de impostores.

Pero ¿qué pasa cuando te metes demasiado en el papel? Salvando las distancias, la esencia de la novela me ha recordado a Alguien voló sobre el nido del cuco. Todos estamos locos si presionamos la tecla adecuada. A medida que Archie hace suyo el personaje, comenzará a dudar de la realidad y el lector le acompañará en su descenso a la locura. ¿O puede que Archie tenga razón?

Laura Mars ha desarrollado bien la paranoia del protagonista, cómo el estrés y la presión social pueden distorsionar nuestra percepción del mundo que nos rodea. Si alguien nos hiciera analizar cada pequeño detalle de nuestro día a día, cualquier comenzaría a dudar de la realidad. ¿Quién no ha pensado alguna vez que estamos viviendo en Matrix o en El Show de Truman? La duda aquí es parecida.

El estilo narrativo tiene un ritmo muy visual con capítulos que recuerdan a los actos de una obra de teatro. La autora te muestra una escena clave en la evolución del protagonista y enseguida salta a la siguiente escena o nudo de la trama. Su prosa tiene un punto cómico y gamberro que me ha sacado la sonrisa tonta en más de una página.

Como bien se menciona en la novela, el trastorno del impostor es real y se conoce como síndrome de Capgras​ o ilusión de Sosias. Aunque aquí el trastorno se ve acentuado por una especie de paranoia colectiva, puesto que Archie se deja contagiar por las teorías conspirativas de su hijo en la ficción. Entonces, ¿es un thriller psicológico? Rotundamente no. Los trastornos psiquiátricos no son el eje central de la trama, sino la inspiración de otro tipo de historia que a mí personalmente no me ha convencido.

No entiendo el final. Se intuye lo que está sucediendo, pero me falta información más detallada. El desarrollo de los personajes es tan caótico que desdibuja la realidad en formas cada vez más confusas y contradictorias. Ha plasmado y transmite estupendamente la sensación de paranoia, pero llega un punto que ya nada tiene sentido. Nada es real. La historia subiría nota con un desenlace menos fantasioso y repentino.  


«Solo para personas de verdad.»


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