05 abril 2023

88 teclas | Andrés Hernández Rabal


SINOPSIS

Dos historias en las que la envidia y la traición conviven con sentimientos nobles, y todo ello con la música para piano de la época del romanticismo como telón de fondo.


OPINIÓN PERSONAL

Leemos aquí un par de relatos musicales que biografían con elegancia las alegrías y miserias de dos pianistas profesionales. Las historias tienen puntos en común, pero transcurren en diferentes épocas: la Rusia zarista y la época contemporánea. 

  • CONCIERTO PARA PIANO Y ORQUESTA 

En su lecho de muerte, Vladimir reflexiona acerca de los acontecimientos que han marcado su existencia. Siempre ha sido una persona de carácter apocado y lacónico, pero con talento para el piano. Su padre, oficial del Ejercito Imperial, no veía con buenos ojos que anteponga el arte al servicio de la Patria.

El relato, a modo de confesión, resume su infancia en una familia acomodada, su fracaso con las mujeres durante la adolescencia y cómo acabó implicado en una conspiración que arruinaría el resto de su vida debido precisamente a su escaso criterio en cuestiones amorosas.

En tan pocas páginas se dan cabida la miseria y la grandeza del artista, separadas únicamente por la ambición y el amor ciego a las pasiones de la carne.

  • HAMMERKLAVIER

Gonzalo e Imanol son dos amigos pianistas que estudian en la misma Academia. Se conocen desde la infancia, pero su amistad será puesta a prueba cuando el profesor los elija para competir en un concurso bastante peculiar: interpretar una sonata de gran dificultad, Hammerklavier de Beethoven.  

Para encontrar su propio estilo, los dos amigos tendrán que ensayar en separado. Y mientras teclean la música que los lanzará al estrellato, la ambición comienza a escribir su propia melodía en la partitura. 

Personas sin escrúpulos se dejan arrastrar por las pasiones. Ambos relatos visitan las mismas emociones con la música clásica como escenario. He leído sus vidas en un suspiro y me he contagiado del amor que expresan hacia un arte tan elevado.

Música para los oídos y qué prosa más agradable a la vista. 


«¿Crees que la música se inventó o se descubrió?»


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