20 abril 2023

Yo no estoy muerto | Manuel Tristante

Ilustración de cubierta: María Tabar


SINOPSIS

Para algunas personas, ver y sentir a los que ya no están es un regalo; para otras, es una maldición, sobre todo cuando desde pequeño has tenido que lidiar con una sucesión de vivencias paranormales que te marcan el resto de tu vida.

Marcos se ve reacio a convivir junto a Jorge, su pareja, y cuatro compañeros más de facultad del mismo, por miedo a que se repitan los días y las noches de pesadillas e insomnio a causa de su don. Y no se equivoca.

El chico se arrepiente de haber aceptado la propuesta, pues desde el minuto uno es capaz de sentir los oscuros secretos que parece esconder la casa elegida.

Sin embargo, Marcos no esperaba verse envuelto en una convivencia con personas llenas de luz, dentro de un piso en el que hay puertas más allá de las visibles y por las cuales no dejan de entrar y salir espíritus. Pero eso es lo que menos debe preocuparles, pues una sombra mayor, cargada de oscuridad y maldad, les acecha y amenaza.


OPINIÓN PERSONAL

Marcos es una persona sensitiva que puede ver las almas de los difuntos. Quince años después de su primer contacto con las ánimas, está a punto de irse a vivir con su pareja y sus amigos a un piso poseído por una entidad extraterrenal. 

La mudanza supone un viaje al pasado y su memoria da muchos saltos en el tiempo. Marcos recuerda su infancia y lo que sucedió hace años, cuando compartió piso con su hermana. Hay espíritus de luz, pero también hay espíritus oscuros que se unen a los primeros para cruzar a este plano. 

Es un arranque de historia lento, aunque no tardan en sucederse ciertos fenómenos paranormales. Luces que se encienden, puertas que se abren solas... Su novio y sus amigos buscan una explicación a todas las cosas raras que están pasando en el piso, pero la verdad es innegable y el don de Marcos enseguida sale a relucir.

Los espíritus no solo llaman su atención, también les roban la energía haciendo que su convivencia sea un infierno personal. Superados por una situación inaguantable, las peleas entre Marcos y Jorge son cada vez más tóxicas. Con el miedo que están pasando y la mitad de la novela son ellos discutiendo por tonterías.

Y mientras tanto, los fantasmas se aparecen y desaparecen. Nos ponen los pelos de punta, sí. Me han quitado el sueño un par de noches porque la ambientación está bien construida y te hace pasar un mal rato. Pero como dice en la novela: «Cuando no se estaba acostumbrado a estos temas podía llegar a ser repetitivo y pesado.»  

Me recuerda a las pelis sobre casas encantadas en las que no dejas de preguntarte por qué los protagonistas se quedan a vivir. Porque yo me voy la primera noche. 

Casi toda la novela transcurre dentro del piso. Los amigos conviven con fantasmas negándose a hablar de ellos, hasta que los espíritus pasan a mayores y no les queda más remedio que buscar la ayuda de profesionales exotéricos. Porque a nadie se le había ocurrido practicar un exorcismo y limpiar el aura del piso hasta entonces. 

La familia de Marcos siempre ha estado rodeada por un aura de misticismo, pero no le han preparado para usar su don. Podría decirse que es un sensitivo autodidacta hasta que su nueva compañera de piso le enseña todo lo que necesita saber.

Mucha información contradictoria. Lo que más me ha gustado es la historia del ente y el MIEDO que te hace pasar, en ese sentido es muy buen libro y lo recomiendo. 


«Un vivo puede hacer más daño que un muerto.»

«Estarán muertos, pero me están jodiendo la vida.»


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