Diseño de cubierta: Borja Puig (fotografía: shutterstock) | Editorial: Kiwi
SINOPSIS
Kensington, 1818. Cuando Abigail pierde a su primer amor en un incendio provocado, jura vengarse de aquel a quien considera el causante: Richard, el hermanastro de lord William Hewett, vizconde Deighton. Para lograrlo, acude a su abuela, una Maestra de las flores que le ha enseñado todo lo que sabe sobre el poder de las hierbas, las flores y la magia. Sin embargo, esta le advierte del precio que conlleva jugar con la magia.
Kensington, 2018. Abigail, dueña de una importante cadena de floristerías en Londres, sigue sin poder completar su venganza, y comienza a preguntarse si tiene algún sentido hacerlo. Pero el destino y la magia unen sus caminos para salirle al encuentro cuando aparece en su vida el hombre del que juró vengarse doscientos años atrás.
«No importa a quién encuentres más allá de este tiempo ni qué rostro posea, recuerda que nunca será la misma persona que conociste». Quizás el odio pueda transformarse en amor, pero ¿podrá el amor evitar que Abigail pague el precio de la magia que se le exigió dos siglos atrás?
OPINIÓN PERSONAL
Hace doscientos años, Abigail juró vengarse del asesino de su amado William. Ella era una campesina y él un vizconde, pero se habían prometido amor eterno a pesar de la distancia social. Tras la muerte de William en un incendio provocado, Abigail ha ocupado su vida en odiar al presunto asesino, el hermanastro del vizconde.
Temerosa de que su nieta consagrara su vida a un propósito vano, la maestra de las flores recurrió a los conocimientos que poseía para concederle una oportunidad. «Mientras perviviera en Abigail el deseo de venganza, la piedra mágica —bañada con su propia sangre— la mantendría inmortal.» El único requisito es que, una vez cumplida su venganza, la magia se cobraría su precio.
«Muchos la consideraban una bruja por el conocimiento que poseía de las hierbas, pero no lo era. Su abuela, al igual que ella misma, poseía un don que pasaba de generación en generación, y que contenía todo el saber y conocimiento sobre las flores, hierbas y plantas. Desde la antigüedad, a las mujeres con su don se las conocía como “maestras de las flores”»
Doscientos años más tarde, Abigail soporta una existencia solitaria, consumida por el dolor y el odio que la han acompañado desde entonces. Propietaria de una cadena de floristerías en Londres, nunca ha sido feliz. Incapaz de consumar su venganza, su determinación comienza a flaquear.
Hasta que un nuevo cliente entra por la puerta. Jason Kendall es un hombre amable y bueno, un romántico incurable que no sabe nada de la mansión que se quemó. Pero Abigail reconoce en su cara al asesino de su amado William, convencida de que es el alma reencarnada de su hermanastro.
Cuando comencé esta lectura, el argumento no me convencía demasiado. ¿Cómo puedes vengarte de un hombre que lleva siglos muerto? Sin embargo, a medida que leemos las cartas de la abuela y conocemos el trasfondo de la historia, lo que nos quiere contar, el paso de los años me ha parecido un recurso más que apropiado.
La maestra de las flores es una historia que nos invita a vivir el presente; algunas emociones tortuosas y las primeras impresiones cambian cuando alcanzamos cierta madurez emocional. Asimismo, la Abigail infantil de las primeras páginas no es la misma persona que habita nuestra actualidad, la niña que no se cuestionaba nada se ha convertido en una mujer reflexiva y observadora.
La historia está narrada en tercera persona, alternando brevemente el punto de vista de los protagonistas. Mientras ella solo piensa en vengarse (y en lo atractivo que encuentra a Jason ahora que lo ve con otros ojos), él siente fascinación. Jason es tierno con un punto “hot posesivo” sin llegar a tóxico, sinceramente yo tenía cero dudas de mi favorito en este triángulo amoroso.
Es una historia bonita y no demasiado empalagosa, aunque las emociones de ella no me han llegado con la misma fuerza, su indecisión me ha sabido a poco. Del mismo modo, el desenlace tiene cosillas que no me han convencido, aun siendo correctas, siento que a los personajes secundarios les ha faltado recorrido en su drama.
Al final, he pasado un rato agradable, la prosa de la autora es una delicia que se lee en un suspiro. Destaco cómo retrata la magia del amor, una historia de corazones rotos que se buscan a través de los siglos y solo encontrándose el uno al otro pueden curarse. A los amantes del género les gustará.
«La venganza es un sentimiento corrosivo. Es una bestia maligna. Cuanto más la buscas, más se revuelve contra ti, y puede terminar devorándote.»
«El pasado es algo que tenemos que aceptar, no cargar con él.»
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