30 septiembre 2024

Híncame el diente | Yanira García

Diseño de cubierta: Mireya Murillo @wristofink


SINOPSIS

Me aseguraron que estas serían las vacaciones de mi vida e, ilusa de mí, me lo creí. Me visualizaba, ¿entiendes? Sol; playas de arena blanca; una tumbona; una caipiriña en la mano derecha, y muchos chicos guapos cruzando alguna que otra mirada fugaz, de esas que encierran promesas pecaminosas; Zoe conectando con su yo interior…

Tremenda encerrona me han hecho. Te lo explico en detalle: este lugar es tétrico, el cielo tiene un color plomizo que no le hace bien a mi piel, llueve, no hay rastro del sol, tampoco hay playa ni machos con poca ropa y muchas intenciones de arrancarme la mía. Y, para colmo, tengo la sospecha de que ese chico, justo ese, el que está ahí mirándome como si quisiese hincarme el diente…, me temo…, me temo que es un vampiro.

¡Ahí viene! Si desaparezco, por favor, llamad al 911 o a Buffy Cazavampiros o a los Cazafantasmas.

En fin, «Gabriel, don Soy un Chupasangre Sexi a Rabiar», no sabes con quién te has metido.

¿Preparada para liarla juntas?


OPINIÓN PERSONAL

Zoe Millán tiene miedo a todo y se desmaya cuando se asusta. Su abuela es pitonisa, su madre lee las cartas, pero su familia le ha preparado unas vacaciones/encerrona para demostrarle que lo paranormal no existe. Zoe pensaba que se irían a Cancún, pero acaba en una terapia de choque para los miedos, hospedada en un castillo que se cae a pedazos construido sobre un cementerio.  

Los directores del hotel son Gabriel y Frank, hermanos y “machos portentosos”. No es instalove, para nada, pero no deja de pensar en el hombre trajeado que la recogió del suelo cuando se desmayó. El problema es que Gabriel es un vampiro... Spoiler: no os dejéis engañar por Zoe la miedica, esto NO es un libro sobre vampiros.

«Lo siento, los vampiros nunca son guapos y siempre siempre van a querer chuparte la sangre. ¡La sangre! No el toto.»

Ni siquiera es un libro romántico, aunque se enamoran... más o menos. Débora intenta tirarse a Frank, Rita intenta ligarse a Tony y Zoe pierde la poca cordura por Gabriel, que no quiere mezclarse con los clientes. Que nadie busque una historia de amor profundo y arcos complicados, es un libro de enredos y locuras para pasar un buen rato, una historia fresca y descarada, con un sentido del humor subido de tono y personajes salidos que están fatal de la cabeza, aunque a veces se ponen serios y mantienen charlas reivindicativas.

Zoe confunde intensa con tóxica, las amigas y los machos son unos acosadores, pero los personajes son conscientes de todo lo anterior y está escrito con gracia, son taras exageradas a propósito en un alarde de humor negro. Personalmente, no es mi tipo, pero lo recomendaría a muchas. Su estilo narrativo es gamberro y espontánea, una lectura ligera, con referencias y un sinfín de ocurrencias de lo más ingeniosas. Por cierto, escrita a dos voces entre Zoe y Gabriel, como punto a favor.


«No es malo hablar en serio, no es malo abrirse a otra persona, ni siquiera es malo sentirse atraída por alguien. Solo que, cuando eso suceda, mejor que sea un vivo y no un muerto.»


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