02 marzo 2025

Kallocaína | Karin Boye

Traducción: Carmen Montes | Editorial: Gallo Nero


SINOPSIS

Kallocaína es el nombre del suero de la verdad que el científico Leo Kall ha inventado para garantizar al Estado seguridad y estabilidad, pero la verdad se escapa a la instrumentalización y sus efectos son demoledores: el protagonista asiste horrorizado al surgir gradual de una conciencia individual y autónoma con la que intenta luchar. Escrito en 1940, Kallocaína es una novela antiutópica, al estilo de 1984 que Orwell publicó unos años más tarde, inspirada en el apogeo del nacionalsocialismo en Alemania: una visión alucinada de una sociedad totalitaria en un futuro gris, dominada por un Estado policial que llega a invadir la esfera privada de los ciudadanos suprimiendo toda forma de libertad y reduciendo los hombres a máquinas, cuya función principal es reproducirse, obedecer y no sentir.


OPINIÓN PERSONAL

El científico Leo Kall ha inventado una sustancia química que induce a cualquier persona a desvelar sus secretos, todo aquello que oculta por vergüenza o miedo. En otras palabras: ha encontrado la manera de controlar el pensamiento.

La novela está ambientada en un Estado del Mundo distópico, controlado por un gobierno totalitario. El individuo no importa y no existe la vida privada, sometidos a una vigilancia policial estricta incluso en el dormitorio. El amor es un concepto anticuado, la gente se casa para entregar hijos a la instrucción militar y los vínculos personales se consideran perniciosos, el único vínculo permitido es con el Estado.

La historia se desarrolla en torno a los experimentos científicos, prestando atención a la rivalidad entre Leo Kall y Edo Rissen, el jefe de control, un hombre taimado y asocial que le hace aflorar pensamientos subversivos. Leo vive atormentado por las conversaciones que mantienen durante sus investigaciones, las palabras ambiguas de Edo están despertando algo en su interior, ideas que antes despreciaba y que él mismo considera alta traición.

Publicada por primera vez en 1940, la ambientación recuerda notablemente a 1984, la aclamada obra de George Orwell, aunque esta última fue publicada nueve años más tarde. Kallocaína retrata las crueldades de un Estado opresor, pero también se sumerge en la psicología ambivalente del hombre oprimido que, sugestionado por otros, cuestiona las creencias que ha defendido con mano de hierro, poniendo en peligro el movimiento que intenta salvarlos. 

El papel de la mujer como persona reproductora, interpretado por su esposa Linda, apenas ocupa un par de páginas, pero es un discurso bien merecido que redondea un despertar ya de por sí interesante.

Conocemos el desenlace desde un principio y, como ya es costumbre en la línea de estas narraciones, las últimas páginas me han parecido abruptas e inconclusas, un cierre desesperanzador. El futuro da miedo.


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