Caminando bajo el mar, colgando del amplio cielo | Patricio Pron

Ilustraciones: Rafa Vivas | Editorial: Siruela

SINOPSIS

Cuando Nahuel, un venado de la Pampa argentina, se ve acorralado en su tierra por culpa de la sequía que ha causado el hombre, decide iniciar un viaje que lo llevará a cruzar el mar más grande que existe, bajar a sus temibles profundidades y subir a sus cielos. Y lo hace llevando consigo las dos cosas que más importan en este mundo: la esperanza y un puñado de amigos. Entre ellos, un cerdo que ladra, un búho que habla con adivinanzas, un topo muy sabio, una fiel y adorable puercoespín y unas luciérnagas reivindicativas. En su viaje hallarán aventuras y un país que, por fin, podrán llamar su casa.

OPINIÓN PERSONAL

Nahuel es el último venado de las pampas argentinas, donde las tormentas siguen a las largas sequías. Las cosechas del hombre reducen su territorio, no hay agua y la vida es difícil. Por eso Nahuel decide cruzar el mar en busca de una tierra mejor. En su viaje lo acompañan Martirio, una puercoespín anciana, y Porc Faiseur, un cerdo que se hace pasar por perro.

El viaje de Nahuel es una fábula sobre la migración. Los animales que han viajado a Europa han vivido historias tristes que recuerdan a sucesos reales. Todos aman su tierra, todos tuvieron que huir de la guerra, el hambre... y ahora reciben un trato injusto simplemente por buscar una vida mejor. Es un libro que también nos habla de condiciones laborales y sindicatos, aunque esto último casi de pasada.

Cuenta una realidad dura, «tenebrosa» en sus palabras, pero lo hace con sentido del humor y habla con el lector a modo de cuentacuentos. No es un texto dramático pese a la crueldad de algunos pasajes, las aventuras definen una metáfora potente con un punto divertido y fantasioso. El mensaje que lanza es bonito y necesario.

 

«A menudo la maldad y la estupidez se parecen».

«A Nahuel le impresionó que hubiera allí tanta agua para beber cuando en otros lugares muchos morían de sed».

«Puesto que uso la cabeza para razonar qué es bueno y qué no lo es, aspiro a vivir en un lugar en que no quieran separármela del cuerpo a cada rato solo por pensar diferente».