09 junio 2025

La niña duende | George Sand

Traducción: María Teresa Gallego Urrutia, Amaya García Gallego | Editorial: Alba


SINOPSIS

El señor Barbeau, próspero agricultor y concejal del pueblo de La Coisse, decide ceder a uno de sus hijos, Landry, a un vecino para que trabaje en sus tierras. Sylvinet, su hermano gemelo, se siente menospreciado por no haber sido el elegido y un buen día, triste y airado, huye de casa. Al partir a buscarlo, Landry se encuentra con Fadette, apodada por los niños del pueblo el Cricrí porque dicen que es más fea que un grillo. La muchacha, con fama de bruja, se ofrece a ayudarle a encontrar al hermano perdido si le promete que obedecerá cualquier orden que le imponga después. Landry acepta, Sylvinet aparece, y la pequeña Fadette exige el cumplimiento del pacto. 

La atmósfera y el lenguaje del cuento de hadas son muy reconocibles en La niña duende (1849), la más famosa del ciclo de «novelas campestres» de George Sand, pero no impiden el desarrollo de la observación realista y del espíritu desmitificador: la bruja bien puede ser al final una científica, una psicóloga o una confesora. Por su parte, los dos hermanos Barbeau dan pie a un delicado y emocionante estudio del paso de la infancia a la edad adulta, una época de descubrimientos, celos, vergüenzas y melancolías. La novela busca reconciliar la pasión con la naturaleza, dirigida por «ese espíritu que observa, que compara, que se fija, que prueba».


OPINIÓN PERSONAL

Landry y Silvinet son dos mielgos unidos en todo. A la gente del Mielgar le cuesta diferenciar a los hermanos, aunque Silvinet es dulce y tierno, y Landry más fuerte. La creencia popular dice que ser mielgos es una especie de maldición, un fenómeno de la naturaleza: no pueden separarse sin enfermar. 

Y así sucede, Silvinet es un niño inmaduro y consentido que no soporta la distancia cuando su hermano tiene que irse a una finca vecina. Un día Silvinet desaparece y Landry lo busca temiéndose lo peor. Fadette, una niña que tiene fama de bruja en el pueblo, le promete encontrar a su hermano si a cambio le da lo que quiera cuando se lo pida.

Me esperaba una novela de brujas y fantasía gótica, pero no ha necesitado ningún truco de magia para superar mis expectativas. La “bruja” Fadette es un «chicazo», una niña desarreglada, curiosa e insolente que se dedica al juego y a la risa, a pesar de una vida desdichada. La gente siempre la ha menospreciado por la reputación de su madre y por fea. 

Aunque es un libro anticuado, publicado por primera vez en 1848, la sociedad de la época sigue vigente. Una historia sobre habladurías, prejuicios y sentimientos más allá de las apariencias. La promesa de Landry y los celos de su mielgo se entrelazan en una trama encantadora que alcanza el final que había deducido. La niña duende me ha embrujado.

 

«Se desprecia demasiado a menudo lo que no parece ni hermoso ni bueno y que de este modo nos privamos de lo que socorre y es saludable».

«El mundo está hecho de tal forma que, cuando dos o tres personas la toman con otra, todas meten baza, la acusan y le dan mala reputación sin que se sepa muy bien por qué, y como si fuera por el gusto de aplastar a quien no puede defenderse».


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