13 diciembre 2016

Carmilla y otros relatos de mujeres vampiro | VV.AA.

Traducción: Mauro Armiño, Juan Antonio Molina Foix, Marta Lila Murillo, Albert Solé
Ilustración: Alejandro Colucci | Editorial: Valdemar



SINOPSIS 

Bajo la mirada cómplice de la luna, «las damas de la noche» abandonan sus fríos sepulcros, sus estériles aposentos en la nada, y su cuerpo incorrupto, mortalmente bello y subyugante, se yergue en la Vida y se instala de nuevo en la naturaleza... «La mujer vampiro» subsiste gracias a la fuerza de los que todavía no han muerto, una fuerza que absorbe a través de su sangre, porque la sangre es vida. Debe succionar el aliento de aquellos que viven, o no podrá respirar. Debe beber su sangre, o morirá de hambre...

Vaga en la noche alimentándose incesantemente de los vivos, reclutando nuevos miembros con que engrosar las horrendas filas de su estirpe maldita...

El presente volumen reúne cinco relatos clásicos de vampiras: BERENICE, de Edgar Allan Poe LA MUERTA ENAMORADA, de Théophile Gautier CARMILLA, de Joseph Sheridan le Fanu PUES LA SANGRE ES VIDA, de Francis Marion Crawford CUANDO HABÍA LUZ DE LUNA, de Manly Wade Wellman Ilustrada a color por Alejandro Colucci.


OPINIÓN PERSONAL

«La mujer vampiro subsiste gracias a la fuerza de los que todavía no han muerto, una fuerza que absorbe a través de su sangre, porque la sangre es vida. Debe succionar el aliento de aquellos que viven, o no podrá respirar. Debe beber su sangre, o morirá de hambre...»

A diferencia de la época moderna, en esta pequeña antología de cinco relatos, las mujeres vampiro todavía aparecen representadas como seres casi fantasmales capaces de helarnos la sangre con la simple mención de sus nombres. Su presencia siempre es misteriosa, son como almas en pena, algunas capaces de provocar en sus “donantes” un estado de absoluta veneración hacia su persona, como si ellas mismas fueran un canto de sirena.

La edición de Valdemar es simplemente maravillosa. Cubierta de tapa dura, un índice en el que aparecen tanto el traductor de cada relato como el título en su idioma original, un tamaño de letra más que aceptable... Y lo mejorcito de todo: las ilustraciones de Alejandro Colucci son impresionantes y muy fieles a las descripciones que cada relato hace de sus personajes. Si bien es cierto que las ilustraciones siempre gusta verlas en tamaño grande, no me convence que algunas aparezcan a doble página, porque una imagen con el centro hundido queda fea. Es el único defecto que le encuentro a una edición de sobresaliente. Por cierto, Mauro Armiño, Juan Antonio Molina Foix, Marta Lila Murillo y Albert Solé han realizado una traducción de la más alta calidad.


Como ya es costumbre, disecciono brevemente cada relato, por si fuera de interés.

  • Berenice de Edgar Allan Poe 

Egaeus y Berenice son primos y han crecido juntos en la paterna casa solariega. Ambos crecieron de distinta manera: él enfermizo y consumido en melancolía; ella ágil, graciosa y desbordante de energía. Pero un día, una enfermedad fatal se precipitó sobre ella.

Berenice es la vampiro que menos protagonismo tiene en su relato porque apenas hace acto de presencia. De hecho, si su historia no formase parte de esta antología, a duras penas sospecharía que sufre de vampirismo. Me gusta el final, tiene ese toque siniestro tan propio de Poe. Pero creo que no he comprendido el relato en su totalidad. Lo que más me ha gustado ha sido la ambientación, porque la historia me ha dejado un pelín indiferente. Durante las primeras páginas, me intrigaba la enfermedad que ambos padecían. Pero después de la aparición de Berenice... no sé. No me ha aportado nada.

Por último, la prosa de Poe es complicada de digerir y me ha costado seguir el hilo de la historia. Un narrador en primera persona divaga sobre su estado, pero sus argumentos son demasiado enrevesados.

  • La muerta enamorada de Théophile Gautier

Romuald es un hombre que, en toda su vida, solo ha fantaseado con ser ordenado sacerdote. Pero el mismo día de la ceremonia, se enamora perdidamente de una desconocida. A partir de ese momento, el recién ordenado sacerdote se debate entre su vida de célibe y los apasionados sueños que comparte con su amante, Clarimonde.  

Clarimonde me ha gustado muchísimo en su papel de tentación. En cierto modo, se ha ganado incluso mi simpatía, porque es un personaje que sufre desde las sombras. Por otro lado, Romuald es un protagonista muy bien construido. Un sacerdote que se debate entre el bien y el mal, al borde de la locura. Al final, es el propio lector quien cae en la tentación, apiadándose de un pecado mortal.

Por alguna razón que no logro describir en condiciones, me ha parecido un relato muy bello. Y emotivo, gracias a ese aroma romántico que lo envuelve todo. La historia de un sacerdote que no puede ni quiere resistirse a la tentación. Sus pensamientos son tan contradictorios que llega a tener dos personalidades y no sabe cuándo sueña y cuándo está despierto. El final es desgarrador.

Este narrador en primera persona es mucho más descriptivo que el primero, pero sus descripciones son casi poéticas. Me ha parecido un relato hermoso, la verdad. Gautier convierte el amor prohibido de un sacerdote por el diablo en un protagonista endiabladamente emotivo. Además, el ritmo del relato es bastante ágil y el lenguaje no es nada enrevesado.

  • Carmilla de Joseph Sehridan Le Fanu

Laura vive en un castillo con la única compañía de su padre, su aya y una institutriz de segunda enseñanza. Su vida es muy solitaria hasta que, un día, una desconocida les confía la custodia de su hija, Carmilla. Laura se muestra entusiasmada con su nueva huésped, puesto que lleva años deseando la compañía femenina de alguien que tenga su misma edad. Sin embargo, la visita de Carmilla resulta bastante inquietante: ambas habían soñado, la una con la otra, cuando eran niñas. Y tras la llegada de Carmilla, una extraña enfermedad atemoriza al pueblo vecino.  

Carmilla es un personaje muy bien definido, pero insufrible. En ocasiones, es frívola. Otras veces, se comporta de un modo apasionado. Sus cambios de humor son impredecibles y poco sabemos de ella, puesto que tiene prohibido hablar de su pasado. Sin embargo, al mismo tiempo, sabemos todo lo que necesitamos. A su lado, la joven Laura parece un perrito faldero en busca de cariño, a pesar de que ella misma se siente incómoda con las rarezas de su nueva amiga.

Para ser sincera, ha superado mis expectativas. Me esperaba una historia más tétrica y enrevesada, más cercana a la prosa de Poe. Pero nada que ver. Carmilla es un relato bastante extenso que me he leído de una sentada, devorando cada una de sus palabras con muchísimas ganas de conocer su desenlace. A pesar de que la verdadera identidad de Carmilla resulta más que evidente desde un principio, me intrigaba saber qué iba a suceder a continuación. Es una lectura que te mantiene enganchado a cada una de sus letras, a pesar de que -en realidad- es una historia muy simple. En general, todos los relatos son bastante sencillos. Es su magnífica ambientación lo que te atrapa sin remedio.

Otra vez, nos encontramos un narrador en primera persona, pero en esta ocasión se trata de una voz femenina. No solo eso, la voz de Laura está teñida de cierta inocencia infantil. Sinceramente, me esperaba un clásico muy denso, pero es una lectura bastante ligera a pesar de su larga extensión. Se lee en un suspiro.

  • Pues la sangre es vida de Francis Marion Crawford 

Dos hombres contemplan un extraño montículo desde lo alto de una torre. Cuando la luz de la luna acaricia la ladera, observan un cuerpo tumbado sobre el montículo, que parece más bien una especie de tumba. Sin embargo, cuando uno de los hombres se acerca hasta el lugar, la cosa que yace sobre ella se vuelve invisible. Entonces, el propietario de la torre le cuenta una leyenda a su compañero.

La leyenda real de una misteriosa tumba y la Cosa que intenta escapar de ella. Resulta un relato entretenido, pero no puedo decir mucho más. Todos los personajes de este pequeño relato están de paso, quizá porque resultan bastante normales. Debido a su corta extensión, se preocupa más de los sucesos y no profundiza nada en los personajes. De nuevo, narrador en primera persona. Al igual que los dos anteriores, su prosa es ágil y amena. Un relato que apenas dura unos minutos gracias a un lenguaje sencillo que facilita su lectura.

  • Cuando había luz de luna de Manly Wade Wellman

Edgar A. Poe está escribiendo un ensayo cuando recuerda un extraño caso que ha tenido lugar recientemente. Una mujer ha recobrado el conocimiento después de ser desenterrada. Poe acude a la vivienda del viudo en busca de más información.

El autor convirtió a Poe en el principal protagonista de su relato, a modo de homenaje. Sin embargo, el protagonista podría llamarse Benito y nadie notaría la diferencia porque lo único que tiene en común con Poe es que ambos escriben relatos. En cuanto a la mujer vampiro, su comportamiento no tiene sentido. El motivo por el que Poe inicia una investigación es correcta, pero los personajes se comportan de un modo poco creíble. Un relato absurdo e irrelevante. 

Es el único relato que está escrito en tercera persona, simulando la personalidad de Poe. Pero a diferencia del autor que, supuestamente, protagoniza esta historia, su prosa no es nada enrevesada y se lee bastante rápido.


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