10 marzo 2023

El Reino de Cartón | Monika Feren

Ilustraciones: Lorenn Tyr



SINOPSIS

La maldición de Congel se extiende por las Tierras Vacías y Lejanas, mientras los habitantes se resignan a malvivir sin más. Hasta que el rey Bard lanza un nuevo reto: aquel que consiga arrebatar su cetro de poder, podrá liberar a las Tierras Vacías de la congelación eterna.

Sincuernos, el gran caracol, es el portador de las noticias y las deja caer en la Plaza de la Buena Esperanza. Nadie quiere batirse en duelo contra el rey Pelorrosa más temido, pero la aguerrida y optimista Nube Detormenta emprenderá el viaje sin dudarlo.

Siete difíciles pruebas se cruzarán en su camino, donde también conocerá a amigos y enemigos, que la ayudarán y retrasarán por todos los medios.


OPINIÓN PERSONAL

Después de que el anterior rey fuera asesinado, el Reino de Cartón está gobernado por Bard, un oso de guerra descendiente de los Pelorrosa y principal sospechoso de la muerte del anterior monarca. Bard es un tirano a ojos de todos, pero nadie se atreve a sublevarse porque el oso es capaz de transformar a cualquier ser vivo en piedra, animal o hacerlo desaparecer gracias a un cetro mágico.

Para proteger su vulnerable reino de un posible ataque, Bard ordenó hace años congelar el agua de las Tierras Vacías, habitadas por los primitivos Pielfría, una de las últimas tribus humanas. Para batirse en duelo con el rey tirano y arrebatarle el cetro de poder, hay que cruzar el río Helado y superar siete pruebas. Sin embargo, nadie ha regresado de ese viaje con vida.

Nube Detormenta es la Pielfría más valiente que ha nacido en los últimos tiempos, una intrépida aventurera. Nunca ha pisado el mundo real y, como tal, encuentro su ingenuidad un poco exasperante. Ella es la única con el coraje y la determinación suficientes para alimentar a su pueblo, pero dejará atrás a su familia para enfrentar las siete pruebas, decidida a librarles de la maldición y del rey oso.

Sinceramente, me esperaba acertijos dignos de una esfinge, pero las ¿pruebas? no son elaboradas por alguna razón que de momento ignoramos. Nube solo necesita un par de frases para derrotar a sus adversarios y no existe moraleja que valga en ninguno de los escenarios. Me resultan más atractivos los paisajes que atraviesa, porque ciertamente los decorados son un chorro de imaginación y creatividad.

Los personajes me han flipado, más aún cuando descubres el por qué de cada uno. Son animales y objetos comunes, como un caracol o una lechuza, pero todos tienen peculiaridades mágicas: el tamaño, el brillo de los ojos... aceptamos foco de luz como animal de compañía (sí, un personaje es un foco). 

La novela entera está construida sobre una premisa mágica que nos recuerda a los cuentos de nuestra infancia, aquellas aventuras que sucedían en un país muy muy lejano. De hecho, la novela está catalogada como fantasía juvenil y creo que los pequeños sabrán apreciar mejor las aventuras de Nube Detormenta.

La historia puede dividirse en dos partes bastante diferenciadas a nivel narrativo. Las pruebas son solo la introducción de un escenario más social que fantasioso. La autora reflexiona mucho sobre el bien y el mal, critica el sistema y se pregunta algo que nos quita el sueño a muchos: ¿Por qué nadie hace nada? 

El Reino de Cartón es un cuentito lleno de magia y de frases bonitas para subrayar que pretenden servir como lecciones de vida: Ningún viaje es inútil si la causa es verdadera, la ignorancia solo sirve a los cobardes, la edad no hace al sabio, sino la experiencia... Si tuviera que describir esta historia comparando el estilo con otros libros, diría que emula la filosofía de El Principito, el surrealismo de Alicia en el País de las Maravillas y la inocencia de Momo.

Monika Feren tiene una prosa simpática y natural que se adapta bien a un personaje como Nube, una chica optimista y muy expresiva. Me ha sorprendido la cantidad de referencias que he encontrado entre sus páginas, me han arrancado una sonrisa. En ese sentido, ha sido un disfrute. Y la edición solo acentúa la experiencia, porque menuda preciosidad las ilustraciones interiores de Lorenn Tyr.

La trama es lo de menos y menos mal. Porque esta historia comenzó como un relato que nunca concluyó, así que el "final" no es el que todos esperamos. Lo que importa es el camino y echarle imaginación. En cierto modo, la mano que maneja los hilos podría considerarse un homenaje al arte de crear historias. Pero reconozco que me habría gustado más con otro desenlace.

     

 «Si todos nos quedamos esperando que la situación mejore, nunca ocurrirá nada.»


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