Traducción: Íñigo Jáuregui | Ilustraciones: Javier Olivares | Editorial: Nórdica libros
SINOPSIS
Almuerzo en el café Gotham apareció originalmente en la antología Dark Love de 1995 (editada por Nancy A. Collins , Edward E. Kramer y Martin H. Greenberg).
Un hombre llamado Steve Davis llega a casa un día y encuentra una carta de su esposa, Diane, que le dice con frialdad que ella lo ha dejado y tiene la intención de divorciarse. La partida de Diane lo impulsa a dejar los cigarrillos y comienza a sufrir abstinencia de nicotina. El abogado de Diane, William Humboldt, llama a Steve con planes de reunirse con los dos para almorzar. Se decide por el café Gotham y fija una fecha.
La desesperación del protagonista por un cigarrillo y por su ex es casi insoportable, pero nada comparado con los horrores que le esperan en el moderno restaurante de Manhattan.
OPINIÓN PERSONAL
Un día como otro cualquiera, Steve Davis llega a casa y se encuentra una nota de su mujer pidiéndole el divorcio. Tras dos años de matrimonio, el mismo día que Diane desaparece de su vida, Steve decide que es un buen momento para dejar de fumar.
El tiempo que permanecen separados, Steve repasa los últimos meses. Últimamente habían discutido y su manera de afrontar los hechos dejan entrever un carácter algo repulsivo, aunque nada explica que Diane sienta ira, miedo y rencor. Ella no quiere saber nada de él. Lo único que los mantiene en contacto es un abogado de divorcios, el mismo que cita a Steve en el Café Gotham.
El almuerzo para tres es un relato siniestro y visceral, pero los recién divorciados no pueden importarme menos y el estallido de violencia no es lo suficiente macabro para recomendarlo siquiera por el mal rato. Todos tienen un grado de locura y surrealismo, son personajes que se desdibujan bajo chorros de sangre y no aportan nada a una trama que carece de sentido.
He apreciado un punto de humor negro inesperado, pero la tensión del ataque dura demasiado, las últimas páginas se hacen largas y el final es hueco. Curiosamente me ha entretenido más la presentación de unos personajes que caen mal, desagradables y con poco recorrido.
Las ilustraciones de Javier Olivares reflejan a la perfección cada pequeño detalle, tienen la oscuridad y el tono que justo pedía el relato. Maravilla.
«Nadie puede predecir las consecuencias últimas de sus actos, y pocos de nosotros lo intentamos. La mayoría hacemos lo que hacemos únicamente para prolongar un momento de placer o detener el dolor.»
«Me he dado cuenta de que parece inevitable sustituir un mal hábito por otro.»
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