Traducción: Manuel de los Reyes | Ilustración de cubierta: Rafael Martín Coronel | Editorial: La Biblioteca de Carfax
SINOPSIS
Jade Daniels es la mayor fanática de los slashers que te puedas encontrar, y vive en el peor sitio en el que una chica adolescente que viste con camisetas rotas y lleva demasiado eyeliner negro puede vivir. Este lugar es Proofrock, un pueblo situado en lo alto de las montañas de Idaho, en el valle Pleasant, justo al lado del lago Indian. Al otro lado del río se encuentran el Campamento Sangriento -donde tuvo lugar una masacre hace cincuenta años- y Terra Nova, un moderno Camelot a la americana (si es que alguna vez llegan a terminar las obras). Porque los cuerpos están empezando a apilarse, y Jade puede que consiga lo que lleva soñando desde que estaba en los primeros años de colegio: un slasher que venga a sembrar el caos y a dispensar una justicia violenta. Aunque eso es más divertido soñarlo que vivirlo. Jade intenta encontrarle sentido a todo lo que está sucediendo gracias al extenso conocimiento que posee sobre las películas de terror y está convencida de que la situación se desarrollará como si estuvieran dentro de una. Para ello debe encontrar a su chica final, que no será otra que Letha Mondragon, hija de uno de los fundadores de Terra Nova. Jade está convencida de que será Letha quien termine enfrentándose de manera victoriosa con el asesino.
OPINIÓN PERSONAL
Jade es una fanática de los slashers, ha memorizado sus pelis favoritas y conoce absolutamente todas las anécdotas sobre el tema. No sabe hablar de otra cosa y con razón: ella entiende su género predilecto como una venganza, necesita creer que las injusticias se pagan. Jade está acostumbrada a recibir golpes de un padre borracho y fue abandonada por una madre con la que apenas mantiene el contacto. Piensa que ella no podría ser “una chica final” porque las chicas finales solo quieren que se acabe el terror, pero ella está deseando vivir un slasher en la vida real.
El escenario no podría ser más idóneo. Proofrock es un pueblo remoto sacudido por la tragedia. Hace cincuenta años unos críos fueron asesinados en un campamento de verano, el Campamentos Sangriento, abandonado desde entonces. También el lago Indian, un masa reciente de aguas caliginosas que divide el valle en dos, tiene un historial de muertes sin resolver, una ciudad sumergida y su propia leyenda urbana: la Bruja del Lago, una niña india que se dice que sale y come niños.
Según Jade, el pueblo entero se precipita hacia una masacre con la llegada de los Fundadores, ricachones capitalistas que están construyendo la organización de lujo Terra Nova en una reserva natural y hogar ancestral de los indios shoshone, en la otra orilla del lago. Pero no todo está perdido. Letha Mondragon, hija de uno de los magnates, encaja en el perfil de chica final y Jade está decidida a enseñarle todo lo que necesita saber para detener esta espiral de violencia.
«El slasher es una moneda ensangrentada que gira en el aire, mostrando una sonrisa durante una fracción de segundo, una mueca apenada, otra sonrisa.»
Durante los primeros capítulos, me ha costado entrar en la historia. Jade es una protagonista peculiar, un detalle que agrada y sorprende para bien. No es habitual que la “amiga secundaria de la chica final” sea protagonista, como bien resalta a lo largo de toda la novela. Pero Jade es una amiga monotemática que solo sabe hablar de asesinos en serie, te suelta anécdotas de los slasher sin parar y sin venir a cuento. Las conversaciones que mantiene con el resto del elenco me han parecido de lo más extrañas y enrevesadas, no creo que nadie le siguiera el hilo.
Jade siente satisfacción cuando muere gente, está viviendo su propio slasher en la vida real. Desde las primeras páginas, salta a la vista que es una mente perturbada por el trauma que supone su existencia misma, lo que despierta nuestra empatía hacia ella de inmediato. A medida que la conocemos mejor y la novela comienza a explorar otros derroteros, comprendemos que no es un slasher al uso, el asesino en serie solo es una excusa para desarrollar un drama personal de los que hacen llorar si eres de lágrima fácil. Psicológicamente está bien construida, con una evolución del personaje que ha llegado a emocionarme con frases de cuatro palabras. Sobre todo su relación con el sheriff Hardy y el profesor Holmes.
Sin embargo, mi interés hacia los crímenes no tiene la misma carga emotiva. He caminado por los sucesos como en una cuerda floja, con frecuencia mi atención hacia la trama principal ha caído en saco roto y ciertos pasajes se hacen un poco interminables. La sucesión de cadáveres es grotesca, pero los litros de sangre no llegan a inquietar. He cuestionado cada prueba que encuentra y el perfil del asesino que plantea en sus hipótesis es difuso a propósito: podría ser cualquiera. Si bien es cierto que, de todos los slasher que he leído, este es de lejos el más elaborado, con un punto de mitología casi metafórica que no me convence, pero funciona.
La historia está escrita en tercera persona, aunque siempre desde el punto de vista de Jade. De hecho finaliza algunas frases con coletillas, mezclando una narración omnisciente con los pensamientos de la protagonista. De vez en cuando interrumpe el relato para adjuntar las redacciones que entregaba periódicamente al profesor de historia, redacciones a modo de ensayo para explicar, cómo no, las peculiaridades y rasgos de los slasher, con muchísimos spoilers de todas las pelis que menciona.
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