Ilustración de cubierta: Libertad Delgado
SINOPSIS
Siann y Shiff, dos ladrones de los barrios bajos de Saddleton, se han hartado de sufrir la tiranía de la familia de Lobos. Convencida de que pronto se repetirán las catástrofes que sacudieron el mundo hace cien años, Siann idea un plan para cometer el robo definitivo y escapar junto a su amigo de la miseria y de una muerte segura. Lo que no imagina es que nada saldrá como espera y que la Tercera Decadencia será muy distinta a las anteriores.
OPINIÓN PERSONAL
Siann ha robado el brazalete ceremonial de la futura reina de Saddlonia, uno de los nueve países independientes de los Reinos de Aelos. Siann y su amigo Shiff viven en los barrios bajos de Saddleton y planean vender el brazalete para conseguir dinero y alejarse de las zonas más afectadas por los desastres naturales de las Decadencias previas, cientos de terremotos, huracanes y tormentas que sacudieron el mundo.
Son ladrones que pertenecen a la familia de Lobos, junto a otros miembros curtidos en el arte del robo y el espionaje. La primera parte se centra en presentarnos el funcionamiento de la familia y las historias personales de cada uno. Aquí hasta los malos tienen pasado y todos los personajes recorren un arco interesante. Incluso los secundarios están muy bien construidos.
Al principio no hay una gran trama ni acción trepidante, pero planifica con cuidado lo que sucede y comienza a encajar los puntos de vista de los protagonistas. Poco a poco introduce tramas paralelas que más tarde ganan fuerza, como la investigación de las Decadencias o las leyendas de los dioses, aunque aquí la religión es algo más parecido a la mitología.
Hasta que la propia historia sufre una ruptura y las peripecias de simples ladrones derivan lentamente en una novela de fantasía oscura y urbana.
Una novela entretenida, con buen ritmo narrativo y una estructura sólida, aunque tiene cosillas sueltas. Si buscas segundas lecturas, todo recuerda a nuestra realidad. El trasfondo social me ha parecido lo bastante crítico y vigente. Y la prosa es una delicia, una grata sorpresa.
«A veces tenemos que hacer cosas horribles para sobrevivir.»
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