27 agosto 2024

Melonpan | David C. Tur García

Ilustración de cubierta: Qingru Hu


SINOPSIS

Cada tarde, Daisuke y Kanako acuden a la panadería del señor Uchida para disfrutar de un melonpan. A diferencia de los demás niños de su edad, sus conversaciones giran en torno a una inquietud compartida: ¿por qué los adultos a su alrededor parecen haber perdido la alegría de vivir? Determinados a mantener su felicidad intacta, hacen una promesa: no dejar que las dificultades del camino hacia la adultez les apaguen la sonrisa ni les separen.

A lo largo de los años, la panadería del señor Uchida será testigo de su lucha contra las pruebas de la vida moderna, que amenazan con alejarlos de sus sueños. En su tercera y más entrañable historia, el autor de Tokio bajo el monzón y Okinawa explora cómo preservar la felicidad en la gran ciudad, donde los desafíos cotidianos intentan robar la alegría de sus diminutos habitantes.


OPINIÓN PERSONAL

Kanako y Daisuke se conocieron el primer día de escuela y desde entonces han sido mejores amigos. La novela comienza cuando tienen 11 años y están preparando los exámenes de acceso al instituto. Su lugar de encuentro favorito es la panadería del señor Uchida, un hombre pobre pero feliz que prepara el mejor melonpan que han probado.

Sentados en la única mesa del local, hablan de la vida adulta y prometen que serán una persona feliz. Se han dado cuenta de que los adultos parecen más felices en el campo y cabizbajos en la gran ciudad, de modo que crecen idealizando la vida rural y haciendo planes de futuro imposibles. A su edad, todo era sencillo. Pero el camino hacia la edad adulta está lleno de dificultades e imprevistos.

Melonpan es una lectura entrañable y cotidiana, casi contemplativa, con esa calma narrativa tan propia de la literatura japonesa. Nos hace reflexionar sobre los sueños de la infancia, la búsqueda de la felicidad y la vida adulta, entendiendo esta última como “una rueda de hámster extenuante”. A medida que los personajes se hacen mayores, la obra trata temas más duros como la depresión, la pobreza o la pérdida de un ser querido.

Daisuke es un protagonista amable, ligeramente asocial y demasiado introvertido en contadas ocasiones, pero resulta imposible no emocionarnos con él y compartir sus alegrías y tristezas. Me representa en muchos pensamientos, no es una persona perfecta y precisamente por eso retrata tan bien lo que significa crecer, cómo las relaciones se van deteriorando con los años y lo obstinado que puede llegar a ser el amor. 


«Quizás el ser humano no esté hecho para vivir en la gran ciudad.»

«A veces, para mantener una amistad, basta con saber que uno es recordado.»


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