Memorias de una suegra | George R. Sims

Traducción: Alejandro Palomas | Editorial: Siruela

SINOPSIS

En este clásico, George R. Sims retrata con humor y maestría la figura de la suegra y su sempiterna fama, consiguiendo así una joya satírica que merece la pena saborear.

La señora Jane Tressider nunca ha tenido miedo de decir lo que piensa, ni siquiera para reconocer que al hacerlo haya podido ofender a alguien. En cualquier caso, siendo madre de nueve hijos, no puede permitirse el lujo de que esa pequeña flaqueza interfiera en su labor, que no es otra que la de mantener a raya a su irresponsable marido mientras se encarga de llevar no solo su propia casa, sino también las de sus siete hijos e hijas ya casados. Partiendo de la premisa de que las suegras han sido mal entendidas y nadie se ha puesto jamás de su lado, Jane está decidida a poner las cosas en su sitio y a defender al grupo más difamado que existe sobre la faz de la tierra. El resultado es este diario, una hilarante comedia de modales y una sutil sátira de costumbres y actitudes típicamente eduardianas.

OPINIÓN PERSONAL

Jane Tressider siempre dice lo que piensa, tanto si ofende a la gente como si no. Todo el mundo dice que es una fiera, una persona horrible. Bueno, esa es la opinión de las malas lenguas. Porque ella es una madre abnegada que únicamente cumple con sus obligaciones. Su esposo se mantiene al margen y es “incapaz de matar a una mosca, a menos que la mosca sea su esposa”, pero gracias a su dedicación maternal, han casado a siete de sus nueve hijos. Su única hija soltera vive en casa y el menor de todos es un niño de once años encantador. 

Después de treinta y cinco años casados, la señora Tressider decide hacer públicas las experiencias que ha ido anotando en su diario, recreándose con cierto placer malicioso en las anécdotas que se refieren a sus nueras y yernos. «Ya era hora de que alguien saliera en defensa de las suegras».

Pensaba que sus memorias serían una caricatura exagerada del arquetipo de suegra que ha perdurado a lo largo de los siglos... y algo de eso me he encontrado, pero es un relato en el que resulta fácil verse reflejado. Ha captado a la perfección el perfil de una persona narcisista que impone su voluntad mucho tiempo después de que los hijos hayan abandonado el nido. Muchas veces me he reído con los procesos mentales de la mujer, cómo tergiversa los hechos, critica en los demás lo que ella hace y manipula a todos porque una madre solo mira por el bienestar de su familia.

Me esperaba una sátira centrada en los tejemanejes de una suegra metomentodo y melodramática, pero también destila crítica hacia otros personajes, retratando una época que, en ciertos aspectos, continúa vigente. Una historia cotidiana que nos entretiene con las preocupaciones de una madre que no quiere soltar el mando y la convivencia de los recién casados. Algunos momentos me han sacado la sonrisa, quizá el final me sabe a poco, pero es justo la novela costumbrista que buscaba.

 

«Aunque obviamente soy consciente de que es una estupidez, no podemos luchar contra nuestra naturaleza y mi naturaleza es la de preocuparme».

«Nuestros hijos se casan, pero siguen siendo niños para nosotras, y quizá sentimos demasiada inclinación a pensar en ellos como en niños, y como tales a comportarnos con ellos como una madre vigilante».