Imagen corporativa | José Torres Criado

Ilustración de cubierta: Fotografías de Samuel Zeller y MontyLov | Editorial: El Transbordador

Cubierta de Imagen corporativa


SINOPSIS

Santana es un joven triunfador, proactivo y resolutivo. Es el subdirector de su empresa: ha logrado su puesto en plena crisis y domina a su departamento con mano de hierro. Nadie lo respeta, pero todos lo temen. Sin embargo, Santana es ambicioso, muy ambicioso, y quiere llegar todavía más alto. Ansía ocupar el puesto de Vicente, el director, al que admira y detesta profundamente y frente al cual se siente un total fracasado. Un día, al llegar a la oficina, sus compañeros lo informan de que Beatriz, una antigua colega, se ha suicidado.


OPINIÓN PERSONAL

Roberto ha llegado a ser subdirector en plena crisis económica. En realidad, Beatriz Aguilar iba a ser la nueva subdirectora, pero ella rechazó el ascenso y Santana le hizo la vida imposible hasta que ella dimitió. Por su culpa, Beatriz se ha suicidado y Roberto se ve acosado por una silueta.

¿Hay un resquicio de humanidad en este tiburón? Roberto compara el trabajo con la naturaleza, cree que los «fracasados» son responsables de su miseria... hasta que le toca lidiar con las injusticias del sistema. Es un retrato social que presenta a la empresa como una competición: si no obedeces, si no eres el mejor, estás fuera. Y en plena crisis económica, nadie se puede permitir perder el trabajo.

El protagonista de esta novela corta es «la rutina del miedo». Sin embargo, el terror no da escalofrío. Roberto trata de evitar la silueta durante muchas páginas, hasta que la paranoia y la obsesión llegan a un punto casi cómico. Pero no describe una evolución de la presencia paranormal y Roberto es una persona repugnante, lo que dificulta empatizar con su situación.

Siento que habría funcionado mejor con menos páginas, porque las últimas líneas son un cierre redondo.


«Aquello era el poder. Una sociedad injusta colocaba a individuos aleatoriamente bajo la suela de otros».

«El miedo da una tregua, pero la tristeza lo releva».