22 agosto 2017

Cadete espacial | Alex Colt 1 | Juan Gómez-Jurado

Ilustraciones: Fran Ferriz | Editorial: Destino


SINOPSIS

NO LEAS ESTE LIBRO. Podría pasarte que nunca llegues a tocar el suelo al caerte de un tobogán y que vayas a parar a un lugar del espacio exterior en la que una raza temible, los zarkianos, está en guerra con el resto de planetas de la Confederación…

Podrías descubrir que hay un niño humano torpe, simpático y valiente que ha sido elegido para cambiar las cosas y proteger el universo: Alex Colt. Él y sus estrafalarios amigos alienígenas forman un grupo de marginados y perdedores a bordo de la dañada nave escuela MADRE que viaja por la galaxia.

No leas este libro, sobre todo, si no te gustan las judías. Si no te gustan las judías y abres este libro –¡todo lo que se cuenta aquí es verdad, TODO!—podrías acabar convirtiéndote en un piloto del espacio, o, aún peor, en héroe.


OPINIÓN PERSONAL

Alex Colt es un niño huérfano que se ha criado en varias casas de acogida. Un niño sin amigos que, para colmo de males, es víctima de bullying desde hace ya bastante tiempo. Precisamente, mientras los matones de turno le persiguen para hacerle la vida imposible, Alex se cae de un tobogán muy, muy alto... ¡pero no llega a tocar el suelo! En vez de eso, es secuestrado por unas setas alienígenas que, lo primero que hacen, es introducirle por la nariz un Chip Transcerebral (una especie de traductor que le permite comunicarse con el resto de los tripulantes de la nave espacial). 

Resulta que Alex ha sido elegido para entrenar en una academia espacial y especial, ya que es la academia más exclusiva del universo, a bordo de la nave más antigua que existe, llamada MADRE, así en mayúsculas. Todos los niños, billones de niños de todos los sistemas conocidos, acceden a través de unas pruebas de selección en el planeta Antares. Pero Alex no, él ha sido elegido a dedo. ¡Y eso que es un Zero (una raza que aún no ha descubierto que hay vida más allá de su propio planeta)! Nadie lo comprende, y para ser sincera yo tampoco. ¡NECESITO saber por qué la nave ha elegido a Alex Colt! ¿Cuál es su pasado secreto?

El caso es que se trata de una novela introductoria que nos llena la cabeza de interrogantes y que solo responde a una pregunta básica: ¿para qué entrenan estos niños en la nave espacial? La Confederación está reclutando adolescentes de cualquier procedencia, los mejores de cada raza, con la esperanza de derrotar al malo malísimo de la galaxia: el Zark, la primera raza que habitó el universo, prácticamente indestructible y que -como no podía ser de otra manera- está aniquilando cualquier planeta habitado que encuentre a su paso. Por cierto, el Zark puede adoptar cualquier apariencia. ¡¡No confíes en nadie!!

Pero mientras el universo entero se va al garete, Alex es feliz.

Y hasta aquí mi resumen, ahora mi opinión. Alex Colt me ha parecido un protagonista muy acertado, ya que muchísimos niños se pueden sentir identificados con él. Básicamente, Alex es el clásico niño marginado que, de la noche a la mañana, se convierte en un héroe universal rodeado de buenos amigos, de esos que darían la vida por ti. De modo que esta novela nos permite desconectar del mundo durante unas cuantas horas y disfrutar con las aventuras de este grupo tan variopinto.

No obstante, y para ser sincera, todavía no he conectado del todo con los protagonistas, pero creo que únicamente es debido a que el autor se ha dejado muchísima información en el tintero para sorprendernos con las próximas novelas. Eso sí, tengo la corazonada de que me voy a encariñar más de la cuenta con los personajes en cuanto lea el resto de la serie porque, de momento, me han caído muy bien.

[Por cierto, hablando de corazonadas... En la página 141, Tycho dice literalmente: «Me lo dice el corazón. Es así como funcionan las cosas en mi mundo.» Y sin embargo, cuando Alex dice en la página 228 que ha tenido una corazonada, Tycho dice que no está acostumbrada a esa palabra, que no entiende muy bien  lo que quiere decir porque la palabra corazonada es muy de Zeros. ¿Hola?]

Y ya para terminar, cuando Alex llega a la nave, aparecen de golpe un montón de personajes. ¡Y yo soy de memoria frágil! Pero gracias a las ilustraciones no lo he dado todo por perdido y he sabido en todo momento quién era quién hasta familiarizarme con todos los nombres.

La historia está narrada en tercera persona, cosa que me ha sorprendido porque en este tipo de relato los autores siempre tiran de primera persona para que el personaje principal sea todavía más cercano. En este caso, no es necesario. La prosa es muy amena, con bastante diálogo, y los capítulos son muy cortitos. Así que se lee en un suspiro. Además, el ritmo narrativo es allegro porque siempre suceden cosas inesperadas. En cuanto al vocabulario, pues no sé si los niños de la edad recomendada (a partir de 9 años) comprenderán todos los términos espaciales, pero bien explicados están.

Como ya he mencionado, Cadete Espacial es el primer libro de una serie de modo que su contenido es muy introductorio. Realmente, la historia podría resumirse perfectamente en tres o cuatro momentos importantes. Pero el "relleno" es tan, TAN entretenido que me quedo con la sensación de que no han dejado de suceder cosas relevantes durante toda la novela.

Es cierto que, a lo mejor, se le ha ido un poquito la pinza con la ciencia ficción. Aunque solo un poquito. En el sentido de que muchísimas situaciones rozan más bien la fantasía (o el absurdo). Pero, en mi opinión, ningún lector de ninguna edad va a preguntarse, por ejemplo, cómo es posible que te implanten un chip cerebral de esas características a través de la nariz. Al contrario, cualquier niño (adulto o pequeño) solo va a fijarse en lo muchísimo que mola todo esto.

Porque la guerra galáctica que se ha inventado mola y mucho. Hay momentos muy poco gore, pero los hay. Y el final es ¡¡flink flink flink flink!! (Vamos, que acojona rato largo.) En definitiva, el final me ha parecido tremendo y, sin lugar a dudas, me ha dejado con ganas infinitas de leer el próximo libro. Decir que me ha gustado es poco.

Por supuesto, la belleza está en el interior. Y la edición interior también me ha parecido una auténtica maravilla. Gracias a Fran Ferriz por unas ilustraciones tan... tan.... PERFECTAS. Me encanta todo, de verdad. (Que por cierto, si no lo digo es que reviento: a mí los chubis me parecen flinks).


«Toda vida es valiosa.
Toda vida puede ser imprescindible.»


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