15 marzo 2022

El año de gracia | Kim Liggett

Traducción: Ignacio Villaro Gumpert | Editorial: Salamandra


SINOPSIS

En el condado de Garner, donde está prohibido hablar del "año de gracia", las niñas crecen convencidas de que al alcanzar la adolescencia su piel exhala una potente esencia de juventud que, gracias a sus poderes afrodisíacos, es capaz de seducir a los hombres y matar de celos a las mujeres. A fin de purificar esa magia sin dañar a nadie y poder regresar a casa listas para el matrimonio, las adolescentes son expulsadas del lugar y confinadas en plena naturaleza durante un año. Sin embargo, no todas vuelven...

Aunque en el condado de Garner están prohibidos los sueños y cualquier cosa que pueda ofrecer privacidad y esperanza a las chicas, Tierney James, una joven de dieciséis años que está a punto de tener que cumplir su año de gracia y anhela una sociedad libre de disputas entre amigos y entre mujeres, descubrirá que el mayor peligro que deben enfrentar las adolescentes en su situación no radica en la naturaleza salvaje ni en los elementos, ni siquiera en los cazadores furtivos que se dedican a secuestrarlas para hacer una pequeña fortuna en el mercado negro, sino en la rivalidad y el enfrentamiento entre ellas.


OPINIÓN PERSONAL

Hablar del año de gracia está prohibido. Al cumplir los dieciséis, todas las mujeres del condado de Garner son desterradas en lo desconocido durante un año para que liberen su magia en un lugar desierto antes de volver a la civilización, casarse y criar hijos. Pero no todas vuelven a casa, no de una pieza.

Tierney es la primer chica de la familia que entrará en su año de gracia sin un velo, ninguno de los chicos candidatos la ha elegido como prometida. Pero para ella que la casen no es un privilegio, Tierney quiere ser dueña de su vida.

Una historia que recuerda a otras (El cuento de la criada, El señor de las moscas), pero que se gana a pulso un hueco destacado en el género. Sinceramente, va a ser una lectura difícil de olvidar. Por su dureza, su crítica social y su realismo. Te hace ver incluso si ya tenías los ojos abiertos. Todo lo que cuenta duele porque la magia suena demasiado real. 

Los personajes son de carne y hueso, con identidades que se reconocen fácilmente, cercano y familiar. Es una novela agridulce: nos despide con un rayo de esperanza y reivindica la sororidad. Una gran protagonista. Me deja temblando.


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