SINOPSIS
1928. Barcelona. Emily Baudin viaja a Barcelona para visitar el parque de atracciones del Tibidabo. Un fantasma está dando que hablar y solo una profesional como ella puede encargarse de un caso semejante. Nada resulta distinto a otras veces, pero en un paraje único, Emily y su fiel compañero Rupert, se enfrentarán a un espíritu que pondrá en peligro su amistad.
OPINIÓN PERSONAL
Barcelona, 1928. Los guardas nocturnos han alertado de una presencia sobrenatural en el parque de Tibidabo. De noche las atracciones se ponen en funcionamiento con el circuito eléctrico apagado, se oyen pasos y risas de una mujer... Con la Exposición Internacional a la vuelta de la esquina, no quieren espantar a los futuros clientes y contratan los servicios de una "bruja".
Emily Baudin ha viajado desde París en compañía de Rupert, un fantasma amable que anhela recordar lo que es estar vivo. Emily lo considera un buen amigo y gracias a él nunca se pierde la diversión, pero no deja de tratarlo como a un fantasma.
Nos encontramos en un parque de atracciones encantado, pero no es una historia de terror. Tampoco hay mucho misterio, solo la búsqueda de un objeto que les permita librarse de la actividad paranormal. Me intrigaba saber quién era el fantasma cuando estaba viva, pero no conocemos nada de su pasado.
Porque no es un relato de fantasmas en el sentido clásico. Con una prosa sencilla y sentida, nos habla de personas que se han perdido y de aceptación. Por extensión, la naturaleza de los fantasmas es volátil y maleable, pero me encanta cómo escribe y el tono de la historia.
Otras obras de la autora: Tras el lienzo
«Estamos muertos, pero seguimos teniendo alma y podemos sentir.»
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