13 septiembre 2023

La Casa de los Principios | Ana González Duque

Diseño de cubierta: Eva de José, Paola C. Álvarez



SINOPSIS

Sara Flavín siente que su vida se ha quedado en suspenso. Trabaja en algo que no le gusta. Su relación de pareja quedó truncada por un accidente. Y su padre —alto ejecutivo de una empresa— la maneja como si aún tuviera seis años. Pero un fin de semana, su progenitor la envía a valorar la antigua casa de su abuela, cerrada desde que ella falleció. Y descubre que La Casa de los Principios no está vacía en absoluto y que los excéntricos residentes —una bibliotecaria jubilada con fama de bruja, una niña que colecciona palabras raras y un hombre tan guapo que parece salido de un cuadro— son encantadores. Obligada por las circunstancias a permanecer en la zona, Sara decide indagar en la historia de los habitantes de la casa sin prever que tal vez descubra cosas de su propia historia.


OPINIÓN PERSONAL

Sara Flavín trabaja para una empresa, llevando el marketing de contenidos por cortesía de su padre, que es el gerente. Desde la muerte de su marido, Sara es incapaz de tomar sus propias decisiones; el duelo la ha convertido en una niña de treinta años sometida bajo el yugo de un padre controlador incapaz de darle el cariño que necesita. Su madre los abandonó hace quince años y podría decirse que Sara y su padre están solos en el mundo, solo se tienen el uno al otro.

Pero todo puede cambiar en un fin de semana. Cuando su padre la envía a hacer un informe de una casa familiar que quiere poner a la venta, Sara pone rumbo a un pueblo perdido en medio de un bosque salvaje y plagado de naturaleza. La casa abandonada, antigua y pintoresca, pertenecía a su abuela, la Señora de los Principios, y es un asilo para supervivientes, para gente que venía a reconstruir su vida, a hacer borrón y cuenta nueva.

Los huéspedes (ahora okupas) de la Casa de los Principios la reciben con los brazos abiertos, como una más. Tras un recibimiento afectuoso, Sara simplemente no puede decirles quién es ni a qué ha venido en realidad. No imagina que su convivencia con Amelia, Tomás e Irene será una experiencia que cambiará su vida.

Todo el libro me ha recordado a una peli de tarde. La historia transcurre en un bosque idílico donde solo habitan personas felices que han encontrado su camino al margen de la sociedad. Amelia se desvive por casar a Tomás, un hombre perfecto e irresistible que, en palabras de Sara, «no tiene derecho a ser tan atractivo».

¿Pero qué sabemos de él? Su historia de amor se desarrolla en apenas unos días, rollo adultos jugando a ser niños otra vez y descubriendo las alegrías de la vida. Sara ha estado en un limbo emocional durante el último año, es una mujer de emociones contradictorias y tóxicas que se odiaba a sí misma y no podía salir de un bucle depresivo, pero llega al bosque y en unas horas se le pasan todos los males.

La construcción de todos los personajes que van apareciendo es casi irreal y el desarrollo de su historia personal, demasiado inmediato. Los sentimientos de Sara no tienen profundidad, el drama familiar no logra emocionarme y el romance es tan azucarado que se traduce en un simple "Tomás está bueno, mi marido era malo".

La historia base, la idea inicial del argumento, sí me gustaba. Es una novela escrita como parte de un proceso de curación y el desahogo emocional me ha tocado en algunas frases, porque comparto pensamientos. Pero los problemas se arreglan tan fácil, como por arte de magia, que al final todo es muy frío y poco creíble. La prosa, eso sí, es bonita y cuidada.

Otros libros de la autora: La Sociedad de la Libélula


«El fracaso no es un punto y final. Solo es un punto y seguido. Vuelve a intentarlo.»

«Todo final es un principio.»


No hay comentarios:

Publicar un comentario