24 febrero 2024

Mi fiel amigo Humphrey | G.G. Velasco

Ilustraciones: Irina Hirondelle | Diseño de cubierta: Alexia Jorques


SINOPSIS

Cuando Bernardo Santos, un treintañero obsesivo con problemas de ansiedad, adopta a un cachorro llamado Humphrey por consejo de su terapeuta, la clásica trama de autosuperación con final feliz y moraleja bobalicona parece servida. Solo que Humphrey, por desgracia para Bernardo, tiene otros planes menos edificantes en mente.

Arranca con ello una rivalidad fuera de control que no solo los llevará a protagonizar la historia más retorcida y patética de sus vidas, sino también a olvidar quién es el amo y quién es el perro hasta sumirlos a ambos en una cruenta lucha por conquistar el territorio del otro.

Mi fiel amigo Humphrey pone así en la picota los teóricos beneficios de las terapias alternativas a la par que plantea, desde la comedia negra y la tragedia kafkiana, si el amor incondicional por los animales no oculta en ocasiones una incapacidad patológica para amar al prójimo.

Y viceversa...

¿Te atreves a descubrir por qué no siempre deberías hacerle caso a tu psicólogo?


OPINIÓN PERSONAL

Bernardo Santos es un dibujante treintañero con varios trastornos mentales que lo han dejado al margen del mercado laboral y afectivo. Con el paso de los años y el cúmulo de adversidades, ha desarrollado un cuadro de «neurosis obsesiva asociada al síndrome depresivo-ansioso», viéndose obligado a narcotizar sus emociones, así como sus sentidos, con el consumo de una medicación que lo hace adicto. En sus propias palabras, “algo no funcionaba como debía en su cabeza”.

Su pareja es la única interacción sentimental que puede permitirse, aunque no es un noviazgo precisamente idílico. Su relación es fuente de inestabilidad y maltrato, pero Bernardo se aferra a una novia que sigue enamorada de su ex y que lo trata como a un trapo para huir de la soledad que consume su “cerebro cortocircuitado”. «Él mitiga la soledad, ella el apetito sexual», aunque sus encuentros se vuelven cada vez más tóxicos.

Su vida da un giro caótico e imprevisto cuando Ilsa, una psicoterapeuta bastante cuestionable, le sugiere hacerse con un animal de compañía. «Los animales sacan lo mejor de nosotros mismos. Y tú necesitas encontrar algo bueno dentro de ti con urgencia.» Bernando considera esta sugerencia como la última terapia y, tras un primer intento de compra bastante macabro, acaba adoptando un labrador retriever de carácter alegre, indómito e hiperactivo.

No hay historia de fondo, por así decirlo. Toda la novela son las desventuras de una psique con diversos problemas mentales que culpa a un perro de todos sus males. Su descenso a las peores horas de su vida está escrito en clave de humor, pero es humor grotesco y sin remilgos redactado en 2011. Bernardo pasa por situaciones traumáticas y momentos estomagantes que rozan lo ofensivo, todos los personajes y lugares son infames.

El autor comenta de paso aquellos aspectos de la sociedad más cotidiana que dejan mucho que desear, como el abuso de poder hacia los desesperados o la humillación que paga Bernardo para ser un hombre adulto emancipado. Su obra tiene un punto de realismo crudo y ácido, puede que no comparta el tono, pero es una historia bien construida. Destaco el retrato psicológico, me he visto en muchos párrafos. 

El final es una buena conclusión.


«Estaba harto de ocultar cosas, de tratar de comportarse como alguien normal, de sentir vergüenza por su falta de adaptación social, de todas esas dolorosas realidades.»

«Hasta las peores paranoias atesoraban, en el fondo, un atisbo de verdad.» 

«Enfrentarse al mundo real es la verdadera terapia.» 


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