Los Elementales | Michael McDowell

Traducción: Teresa Arijón | Ilustración de cubierta: M.S. Corley | Editorial: La Bestia Equilátera

SINOPSIS

Después de un extraño incidente en el funeral de la matriarca Marian, las familias McCray y Savage esperan un tranquilo verano en la costa del golfo de Alabama, donde tres antiguas casas victorianas se elevan en la soledad de una playa abrasadora. Dos de las casas son habitables, mientras que la tercera está siendo invadida por la arena: entre sus paredes, algo desconocido se encuentra al acecho. Algo que ha atemorizado a varios miembros de la familia y que aún los persigue en pesadillas. Algo atroz que parece listo para atacar de nuevo...

OPINIÓN PERSONAL

Marian Savage era, en palabras de otros, una mujer mala que trataba a su hijo como mierda. “Y así han sido las cosas durante más de doscientos años en esa familia. Los varones son dulces y de buen corazón, y las mujeres más frías que el acero.” A su funeral solo acuden sus hijos, la familia McCray y Odessa Red, la mucama que ha trabajado para los Savage durante tres décadas.

Tras despedir a la difunta en unas exequias que dejan mal cuerpo, su hijo Dauphin, la familia McCray y Odessa se van de vacaciones a Beldame, lejos de todo, donde falleció la matriarca. En 1875, el tatarabuelo de Dauphin construyó aquí tres casas victorianas, idénticas, solitarias y excéntricas erguidas al final de la franja de tierra, en la bahía de Mobile. Con la marea alta, Beldame es una isla de arena blanca.

Desde hace décadas, una casa pertenece a los Savage, otra a los McCray y la tercera casa está hundida en una duna de arena. Nadie habla de la casa deshabitada, les da miedo y no han vuelto a entrar. Hay “algo” acechando e India McCray, una niña de trece años, se siente atraída por el misterio que envuelve la construcción.

Descrita como gótico sureño, la novela transcurre a ritmo lento en el estilo de vida sureño: “cordialidad generalizada, malicia displicente y laxitud abrumadora”. Una época en la que todavía existe la segregación racial y “la negra” representa el papel de bruja conocedora de la historia de los Savage, una familia adinerada de Alabama que ha protagonizado sucesos sobrenaturales durante 250 años.

La ambientación de Beldame es asfixiante, no solo por el calor y la arena. El autor nos hace sentir que hay “espíritus” a través de apariciones espeluznantes y rituales para espantar a los muertos. Los Elementales se van cerniendo sobre las familias como un reloj de arena, atrapados en un terror a fuego lento que hace estremecer con detalles sangrientos, aunque lo peor es lo que no se puede ver.

Una novela entretenida e inquietante. Sin embargo, los problemas familiares tienen más peso y están mejor construidos que la presencia paranormal; es perfecta para pasar miedo, pero la lógica de todo no se sostiene. El final me ha dejado esperando una explicación que nunca llega, se olvida de encajar muchas piezas.

«Tengo miedo de ser el último en quedarme dormido en Beldame.»

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