21 septiembre 2024

Obscu | Isaac Minaya

Ilustración de cubierta: Isaac Minaya


SINOPSIS

«EN LAS PUERTAS DE OBSCU» respondió aquel extraño ser cuando le pregunté dónde estaba.

Así es como Cristina empieza a narrarnos la aventura de su vida.

Oscuridad, locura y magia se mezclan para ofrecer al lector una historia de humor y fantasía.


OPINIÓN PERSONAL

Cristina es una treintañera ancha de huesos, con un trabajo mal pagado y la única compañía de una gata con más vida sexual que ella. Nunca se había despertado en mitad de a saber dónde, pero para todo hay una primera vez. Su último recuerdo es el de meterse en la cama después de unos tequilas y ahora todo es oscuridad. 

Las puertas de Obscu eran como una entrada a la nada. El ser extraordinariamente feo que vigila la entrada le hace saber que puede volver a su vida normal si corre hacia la oscuridad, ¿pero quién quiere volver a su vida normal pudiendo entrar en un mundo de oscuridad donde los humanos no son bien recibidos?

Obscu además es un reino maldito. Hace muchos años, todos vivían en armonía, felicidad, libertad y unidad, las puertas no existían. Pero llegó el ser humano, enemistó a la gente y mató a los dragones. Entonces la reina Málitt, con su gran poder, destruyó a los humanos, se apoderó del reino y dividió a las gentes de Obscu en cinco reinos, uno para ella sola.

Para salir de Obscu, Cristina tendrá que viajar por los cinco reinos: Caecus, el reino de la ceguera perpetua. Demens, el reino de la locura. Reiks, el reino de oro. Sapientia, el reino de los sabios. Y el reino de la que no debe ser nombrada. Pero repito: los humanos no son bien recibidos.

Me esperaba un drama metafórico donde cada reino tendría una segunda lectura y el viaje estaría lleno de moralejas, algo parecido a la autoayuda. Pero Obscu es un derroche de imaginación, el autor usa elementos cotidianos y los transforma en un escenario daliniano, surrealista y delirante. Es todo muy loco, pero a mí me divierte.

Las conversaciones destilan un humor muy ácido que me ha tenido con la sonrisa en la boca todo el rato. Cristina describe todo lo que ve sin filtros de ningún tipo y las descripciones son tan jocosas que me han sacado alguna que otra carcajada. A veces el humor es demasiado bruto, cosa que a mí me encanta. 

Al inicio de algunos párrafos, menciona escuetamente su infancia y adolescencia. Cristina tiene un pasado traumático, las burlas y el acoso formaron los cimientos de su vida. Y ahora se ríe de sí misma, tal vez con demasiada frecuencia. Porque tantos chistes de gordos se hace un poco pesado, aunque es gracioso.

Es puro entretenimiento y he perdido la cuenta de todas las referencias a pelis viejas. Si decoras el surrealismo del País de las Maravillas con la estética psicodélica de Willy Wonka y le añades una protagonista idiota con mala memoria, el resultado es una divert-ida de olla.

Su amistad con el impulsivo, egoísta y bueno de Pertu es el complemento perfecto para una historia sin pies ni cabeza, pero con muchísimo sentido. Puede que no sea un drama de autosuperación, pero no por ello tiene menos trasfondo.

El final te deja con ganas de más y promete una segunda parte.


«Porque me pondrás la cabeza en su sitio, pero mi cabeza seguirá desordenada, en su sitio, sí, pero desordenada.»

«Lucha contra el mal, tu luz iluminará a muchos.»


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