27 mayo 2025

El castillo de los Cárpatos | Jules Verne

Traducción: Elena Bernardo | Ilustración de cubierta: El castillo de los Cárpatos (detalle), ilustración de L. Benett de la primera edición, 1892 | Editorial: Alba


SINOPSIS

«Ésta no es una historia fantástica, sino tan sólo novelesca. […] Aunque a día de hoy nuestro relato no sea verosímil, quizá llegue a serlo mañana gracias a los recursos científicos del futuro, y llegado ese momento a nadie se le ocurrirá situarlo en el ámbito de la leyenda.» Estas palabras típicamente vernianas introducen El castillo de los Cárpatos (1892), tal vez una de las obras menos conocidas del autor, en donde prefigura, según algunos, la invención del holograma y la televisión, y en donde crea, según otros, la primera novela de zombis. 

En las profundidades de Transilvania, en una comunidad aislada y supersticiosa, la inesperada aparición de humo en la torre de un castillo abandonado sugiere una presencia diabólica. Un valiente guardabosques y un médico algo cobarde se aventuran a explorar el castillo y son rechazados por fuerzas extrañas y pavorosas. Por su parte, un joven conde valaco que ha perdido a su amada, la célebre cantante Stilla, que murió en el escenario, cree oír su voz en las inmediaciones del recinto. 

Verne combina en esta curiosísima novela el racionalismo, el humor sardónico y la crítica de la superstición y la leyenda con una paradójica, casi surrealista exaltación del amour fou.


OPINIÓN PERSONAL

Los rumores dicen que el castillo de los Cárpatos está encantado. La familia noble que poseía la fortaleza «participó en las guerras que ensangrentaron las provincias transilvanas». El último barón, Rodolfo de Gortz, desapareció hace veinte años y el castillo lleva abandonado desde entonces. Cuando el pueblo de Werst ve salir humo de la torre del homenaje, cunde el pánico: si la torre estaba habitada, solo podía ser por seres sobrenaturales.

Werst es el hogar de los crédulos, se encuentra entre los pueblos más atrasados del condado de Kalusenburgo y el maestro enseña leyendas en lugar de ciencia. Tras el avistamiento del humo, las personalidades "destacadas" deciden explorar el castillo para calmar a los habitantes: ¿son presencias humanas o sobrenaturales?

Su narrativa es descriptiva hasta el exceso, algo que agrada cuando nos sumerge en las aventuras de los personajes y enriquece la ambientación gótica del castillo, pero que hace su lectura cuesta arriba cuando documenta toda la información disponible de las localidades circundantes. A medida que la historia avanza, el ritmo narrativo se vuelve más fluido y no puedes abandonar la novela hasta saber qué está pasando en la fortaleza. Sobre todo cuando las pesquisas de los vecinos se agotan e introduce nuevos personajes en un giro inesperado de la trama. 

La creencia en lo sobrenatural me ha sacado alguna sonrisa, las gentes de Werst son caricaturescas, aunque es de justicia decir que los fenómenos paranormales están conseguidos y ponen en duda las teorías más razonables. Es una novela intrigante que mantiene el equilibrio entre la superstición y la ciencia ficción de la época. 


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