02 junio 2017

La librería | Penelope Fitzgerald

Traducción: Ana Bustelo | Editorial: Impedimenta


SINOPSIS

Novela finalista del Booker Prize, «La librería» es una delicada aventura tragicómica, una obra maestra de la entomología librera. Florence Green vive en un minúsculo pueblo costero de Suffolk que en 1959 está literalmente apartado del mundo, y que se caracteriza justamente por «lo que no tiene». Florence decide abrir una pequeña librería, que será la primera del pueblo. Adquiere así un edificio que lleva años abandonado, comido por la humedad y que incluso tiene su propio y caprichoso poltergeist. Pero pronto se topará con la resistencia muda de las fuerzas vivas del pueblo que, de un modo cortés pero implacable, empezarán a acorralarla. Florence se verá obligada entonces a contratar como ayudante a una niña de diez años, de hecho la única que no sueña con sabotear su negocio. Cuando alguien le sugiere que ponga a la venta la polémica edición de Olympia Press de «Lolita» de Nabokov, se desencadena en el pueblo un terremoto sutil pero devastador.


OPINIÓN PERSONAL

«—Dicen por ahí que está usted a punto de abrir una librería. Eso significa que no le importa enfrentarse a cosas inverosímiles.
—¿Por qué cree usted que abrir una librería es inverosímil? ¿La gente de Hardborough no quiere comprar libros?
—Han perdido el deseo por las cosas raras. Y no me diga usted que los libros no constituyen una rareza en sí mismos.»

Sintiéndolo mucho, no he conectado con ningún personaje, ni protagonista ni secundario. Florence Green es tan cándida que de buena es tonta. Ha comprado un edificio antiguo conocido como Old House que, además, está encantado. De vez en cuando, una extraña presencia se manifiesta dando golpes o dibujando garabatos en su libro de contabilidad. No obstante, Florence está decidida a montar su propio negocio en el interior de una casa en ruinas. En definitiva, que la protagonista me ha parecido una ilusa porque, además, no cuenta con la aprobación de los vecinos. Pero eso no impide que se fíe de todo el mundo, me desespera y me saca de quicio. 

La primera vecina que se opone "sutilmente" a su librería es Violet Gamart. No soporto a esta señora, es la típica vecina metomentodo que justamente quiere lo que tienen los demás y hace lo imposible para truncar sus aspiraciones. Lo peor de todo es que los demás le siguen la corriente, quién sabe por qué razón. Solo hay una persona que le planta cara y apenas tiene protagonismo.

La prosa de esta autora es muy elegante, casi poética. Pero también amena. A pesar de que los capítulos son bastante extensos, no se hace especialmente lenta. Y eso que el ritmo narrativo es pausado porque se recrea en cada pequeño detalle, por insignificante que parezca. La historia está narrada en tercera persona, pero casi siempre desde la perspectiva de Florence.

Quizá venía con las expectativas demasiado altas, pero la historia no me ha llegado en ningún momento. Por el contrario, ha sido una lectura más bien aburrida. Se trata de una historia anodina y cotidiana, no sucede nada extraordinario. Florence se compra un edificio antiguo e intenta abrir una librería en un pueblo que no quiere una librería. Eso es todo.

Pensaba que los vecinos se iban a oponer de todas las maneras posibles, pero resulta que la mayoría incluso le compran un montón de libros. Por otro lado, el argumento nos adelanta que Florence venderá Lolita en la librería, pero de hecho, esta venta no tiene ninguna relevancia. La única que realmente urde un plan en la sombra para hundir su negocio es Violet Gamart. Y su séquito, claro. Sin embargo, las maldades de Violet apenas ocupan un par de capítulos. Durante el resto de la novela, no sucede absolutamente nada. 

El único interés que le he encontrado a la historia ha sido conocer a fondo cómo funcionaba una librería y una biblioteca en aquella época. Por lo demás, me ha dejado indiferente. Excepto por el final. ¡Qué destino más cruel! Me ha indignado.


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