Traducción: Jorge Ferrer | Editorial: DeBolsillo
SINOPSIS
Pasean por las calles de Moscú, indistinguibles del resto de la población, y se llaman a sí mismos los Otros. Son criaturas con poderes excepcionales que han perdido su humanidad y pueden internarse en el Crepúsculo, un mundo de sombras paralelo al nuestro. Cada Otro ha tenido que jurar lealtad o bien a la Luz o bien a las Tinieblas.
Ambos conviven en una difícil tregua desde que, tiempo atrás, para impedir el caos y la aniquilación, firmaron un pacto y crearon dos patrullas -la Guardia Nocturna y la Guardia Diurna- para vigilarse de cerca. Su objetivo no es destruirse, sino mantener el precario equilibrio entre el bien y el mal. Sin embargo, una antigua profecía dice que un día aparecerá un poderoso Otro que será tentado por uno de los bandos e inclinará la balanza. Ese día ha llegado...
OPINIÓN PERSONAL
La mayoría de los personajes que aparecen nos resultan familiares (vampiros, magos, teriántropos), pero el autor ha creado un nuevo ser sobrehumano: los Otros, cuya única función es custodiar el equilibrio entre el bien y el mal. El protagonista, de nombre Antón, es un agente de la luz y, por tanto, un guardián de la noche. Pero es un agente novato que está en fase de prueba porque es la primera vez que realiza un trabajo de campo, así que le adjudican una compañera que supervise su trabajo y le oriente cuando se sienta perdido. Sí, señores. Su compañera es una maga que ha perdido su apariencia humana y ha sido convertida en una lechuza porque está cumpliendo condena por un crimen que cometió hace décadas, aunque dispone de 30 minutos al día para recuperar su apariencia humana.
Y así comienza, más o menos, la historia. La verdad es que las primeras páginas mantienen un nivel de intriga bastante aceptable. De pronto, aparece una humana con un vórtice gigantesco sobre su cabeza que augura una catástrofe a nivel nacional, quizá mundial. Y también seguimos los pasos de un niño que se ha resistido a la llamada de los vampiros. Así que estaba deseando descubrir qué sucedía con ambos personajes y de qué manera sus historias estarían relacionadas. No obstante, a medida que pasaba páginas, seguía leyendo únicamente porque no tenía nada mejor que leer. La historia se desarrolla con demasiada lentitud, profundizando mucho en la jerarquía de ambos bandos. Hay demasiados personajes y la mayoría resultan del todo irrelevantes. A pesar de tanta magia y fantasía, el ritmo no es para nada trepidante y se trata de una lectura bastante densa que no termina de engancharme. Su "esencia" tiene... algo que me repele.
Ciertamente, me esperaba muchísimo más de un argumento tan interesante como éste, aunque las películas ya eran un primer aviso de que no iba a encontrarme la novela que buscaba. En realidad, la historia del vórtice se parece bastante más a una novela juvenil del montón. El desenlace de la trama deja mucho que desear y no siempre atiende a una lógica que resulte creíble. Por no hablar que me sentía ligeramente perdida y confusa la mayor parte del tiempo. En cuanto a los personajes, no se trata solo de que sean demasiados, es que tampoco me encariño especialmente de ninguno. La mayoría de los protagonistas se comportan de un modo totalmente plano, como si fueran cuerpos vacíos y cabezas huecas. Un detalle que podría pasar por alto teniendo en cuenta que los Otros carecen de libre albedrío y solo hacen lo correcto.
La prosa es bastante correcta. Casi toda la novela está narrada en primera persona por Antón, aunque en un par de ocasiones cambia sin previo aviso a narrativa en tercera persona para relatar sucesos que el protagonista desconoce. Por otro lado, la novela está dividida en dos partes tituladas: Su propio destino y Solo entre los suyos. Reconozco que solo he conseguido digerir la primera parte y a la segunda le he dedicado una lectura rápida.
En resumen: fantasía a raudales, una pizca de misterio e incluso un pequeño toque de romance (aunque su jefe nos destripa cómo va a terminar su relación, supuestamente). Es decir, que esta trilogía reunía todos los ingredientes necesarios para cocinar una novela de infarto. Sin embargo, voy a tardar años en animarme con las siguientes novelas porque me ha dejado... indiferente. Muy indiferente.
«El bien común y el bien particular solo confluyen en muy contadas ocasiones».
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