13 junio 2024

Pinocho | Carlo Collodi

Traducción: Pilar González Rodríguez | Ilustraciones: Simone Rea | Editorial: Alma


SINOPSIS

Pinocho es mucho más que uno de los grandes clásicos de la literatura italiana: se trata de una obra esencial por su deliciosa mezcla de crueldad, humor y fantasía. La marioneta Pinocho aprende de sus errores, enmienda su inconstancia y se convierte en un ser humano de provecho responsable gracias a los buenos consejos del Grillo Parlante, que es la voz de su conciencia, y los desvelos de Geppetto y el Hada, que personifican el amor paterno y el materno, respectivamente.


OPINIÓN PERSONAL

El viejo Gepetto, un carpintero pobre y gruñón,  ha pensado en hacer un muñeco de madera prodigioso para ganarse la vida y dar la vuelta al mundo. Pero el trozo de madera que talla «ha aprendido a llorar y a quejarse como un niño».

Pinocho, el muñeco de madera con «una nariz insolente que no paraba de crecer», es un niño ingrato, desobediente y sin corazón que no ha nacido para trabajar. Su padre se sacrifica para darle una buena educación y el Grillo Parlante le advierte de los peligros de la vida, pero Pinocho (que es un ingenuo y un caprichoso) se escapa de casa para no tener que estudiar.

«Los niños desobedientes no encontrarán nada bueno en este mundo.» Pinocho es una fábula oscura para escarmentar a los niños vagos que no quieren estudiar ni trabajar y que no hacen caso a sus padres porque creen que las desgracias de la vida son una invención de los adultos. Es una historia cruel que mete miedo y enseña todas las cosas malas que te pueden pasar si eres un asno. 

Los escenarios son peculiares, a menudo reina el absurdo y el humor ácido me ha encantado. Se hace un poco repetitivo porque Pinocho siempre se lamenta por lo mismo y resume varias veces todo lo anterior. No todas las desventuras tienen el mismo impacto dentro de la historia, pero todas contienen un mensaje tremendo.

Publicado por primera vez en 1882, es un clásico que ha envejecido bastante bien. La moraleja todavía funciona, aunque considera el ocio una enfermedad y quizá es demasiado violento para ser considerado infantil hoy día. 


«Hay mentiras que tienen las piernas cortas y mentiras que tienen la nariz larga.»

«No te fíes, mi niño, de quienes prometen hacerte rico de la noche a la mañana. Por lo general, ¡o están locos o son unos timadores!»


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