Traducción: Marta Salís | Editorial: Alba

SINOPSIS
La casa del páramo fue publicada como «cuento de Navidad» a finales de 1850 y, respetuosa con el género, Elizabeth Gaskell compuso una hermosa historia de amor campestre, con un cuadro potente de virtudes y vicios y una apelación al sentimiento de buena voluntad. Maggie Browne, su heroína, vive con una madre indiferente y un hermano ambicioso que la considera una jovencita «enjaulada en el campo, rodeada siempre de la misma gente». Después de luchar por superar las diferencias sociales que la separan de su amor –el heredero de un terrateniente–, se verá empujada a un supremo sacrificio para salvar a su propia e ingrata familia.
«Este pequeño volumen –escribiría Charlotte Brontë– tiene un bello comienzo, adquiere fuerza en su desarrollo, y concluye con pathos». Swinburne vio en él un precedente claro de El molino del Floss de George Eliot. Combinando elementos de cuentos de hadas con recursos de melodrama y una romántica observación de la naturaleza, Gaskell ahonda además en los entresijos de la vida doméstica, y muestra cómo el amor y la bondad pueden ser armas de doble filo, a menudo utilizadas con fines innobles. «¡Conocemos tan poco la verdadera realidad de aquellos hogares que visitamos como amigos íntimos!», dice la narradora de estas páginas… y se propone, con fortuna, entrar allí donde las apariencias y presuposiciones desvelan sus conflictos y sus secretos.
OPINIÓN PERSONAL
La señora Browne, viuda del antiguo coadjutor de Combehurst, reside en la casa del páramo con su vieja criada y sus dos hijos, Edward y Maggie. Los cuatro llevan una vida retirada y monótona desde la muerte del marido, hasta que un día visitan a la familia del señor Buxton.
Maggie enseguida se hace amiga de su sobrina Erminia y de la señora Buxton. Pero Edward y Frank, el único hijo del señor Buxton, se evitan. Edward es un prepotente con los demás y Frank, de corazón más noble, no ve con buenos ojos que el joven sea un déspota con su madre y su hermana.
«Era su primera salida al mundo, y no sabía lo extendida que está la costumbre de criticar a las personas a las que se ha visitado instantes antes».
Y precisamente esa costumbre es la verdadera protagonista del relato. Las familias Browne y Buxton se reúnen durante años y guardan las apariencias, mientras nacen rivalidades. Frank se siente cómodo con la dulce Maggie, pero su padre tiene otras aspiraciones y rechaza la relación únicamente por su posición económica.
El nudo no se centra tanto en el romance como en la ambición de las familias, con un Edward despreciable y una Maggie sumisa que me desespera. Hace un retrato vago de la sociedad, los ricos han olvidado la dureza de ser pobres y aquellos que no tienen las mismas oportunidades resisten la tentación del dinero.
El desenlace no es de mi agrado y las casualidades me parecen un despropósito.
«El dinero y lo que se puede conseguir con él han sido los causantes de esta degradación».