Traducción: Rafael Martín Calvo | Ilustración de cubierta: Beatriz Costo | Editorial: Automática
SINOPSIS
Edmunds Bērzs, un arquitecto de éxito, desaparece repentinamente sin dejar rastro durante el trayecto de regreso a su casa en Riga, después de haber ido a visitar la granja de sus padres. Nadie sabe si se ha fugado voluntariamente o si ha sido víctima de un crimen.
Su mujer, Edīte, se encarga de que se inicien las investigaciones policiales, que enseguida parecen llegar a un punto muerto. No hay señales de Bērzs ni indicios de su paradero, tampoco pruebas de si está vivo o muerto. En el transcurso de la búsqueda, el inspector Valdis Strūga, responsable del caso, se sentirá cada vez más vinculado al desaparecido y se verá sumido en un proceso de introspección y análisis de su propia vida.
Publicada originalmente en 1972, La jaula es un clásico de la literatura letona. Un extraordinario relato psicológico y de suspense escrito por uno de los novelistas letones más destacados. Muchos han interpretado La jaula como una alegoría de la opresión soviética pero, ante todo, esta novela nos invita a reflexionar sobre el sentido de la libertad individual.
OPINIÓN PERSONAL
Edmunds Bërzs, un arquitecto de renombre, no ha vuelto de la casa de campo de sus padres. Después de ocho años de matrimonio, las dudas y el miedo carcomen a su esposa. Edïte teme un accidente o una infidelidad, y denuncia su desaparición en la División de Investigación Criminal.
A medida que Valdis Strüga interroga a los conocidos del arquitecto, descubrimos que la convivencia no era tan idílica y que Edmunds sentía «apatía en lo referente a cualquier asunto que no fuese su trabajo».
No es la clásica investigación que llena páginas con indicios y sospechas policiales, más bien cuenta las biografías y rutinas de los personajes, con largas descripciones de lo cotidiano. Es un retrato de las clases acomodadas y las ambiciones de la clase media, de nuestros lazos con un sistema que condiciona nuestras aspiraciones.
El libro puede dividirse en dos partes: las vidas que investiga Strüga y la reflexión filosófica que da título a la obra. La primera era necesaria para dar pie a la segunda. Y si bien las dos han sido de mi agrado, siento que no casan del todo. Una es más costumbrista y mundana, mientras que la otra es casi un ejercicio metafórico.
Una soledad que no sugiere nada nuevo, aunque en conjunto nos invita a cuestionar nuestras convicciones y puede resultar de interés.
«En ocasiones, razonaba que todas las desgracias del mundo provenían de la costumbre humana de comparar».
«Quien es fuerte, rompe los barrotes. Quien carece de fuerza, bromea sobre los barrotes. Quien es fuerte, destruye la jaula. Quien carece de fuerza, inventa una filosofía de la jaula porque esa resulta la única manera de sobrevivir en ella».