Traducción: Pablo Martín Sánchez | Editorial: Las afueras
SINOPSIS
Un pueblo aislado en las montañas; un joven de fuerza sobrehumana con un don para sanar a los animales; una niña que aparece de la nada y que desata todos los rumores en un valle en el que todavía resuenan antiguas leyendas y misterios. Pocos elementos le bastan a Violaine Bérot para trenzar esta inolvidable historia a medio camino entre la novela negra y la fábula.
Intercalando los interrogatorios policiales a los habitantes del pueblo y las canciones de un misterioso coro, como en una tragedia griega o un moderno cuento de hadas, este libro hechizará y conmoverá a quien se adentre entre sus páginas.
Como bestias es un texto magnético, contundente y polifónico que, bajo su apariencia, encierra una cruda reflexión sobre la diferencia, sobre un mundo rural a punto de desaparecer, sobre la vulnerabilidad de las mujeres y todos aquellos que deciden vivir al margen de la norma.
OPINIÓN PERSONAL
«Desde que el muchacho dejó la escuela —y le estoy hablando de algo que ocurrió hace más de veinte años—, desde entonces nadie lo ha vuelto a ver».
En un valle donde todos se relacionan, Mariette y su hijo viven en el bosque, lejos del pueblo. El Oso, así lo llaman, a un niño «con una discapacidad que lo ha vuelto asocial», un salvaje que cura a los animales y se niega a relacionarse con otros seres humanos. Madre e hijo nunca han molestado a nadie.
Hasta que un día, un excursionista asegura haber visto a una niña escondida en la «gruta de las hadas» y la policía abre una investigación para averiguar de dónde ha salido y cómo han podido cuidarla durante seis años.
El libro recoge los testimonios de los vecinos interrogados, de modo que conocemos la historia desde diferentes puntos de vista. Son habitantes de un pueblo remoto que desprecian a los que vienen de la ciudad a molestar. Muchos guardan secretos, la novela toca temas duros que no esperaba, como la violencia contra las mujeres o el rechazo «a los que se salen del rebaño».
Los testimonios se entremezclan con una canción de las hadas, una pequeña pista que vuelve predecible el final. Me deja con sentimientos encontrados, las realidades están unidas con una sombra de fantasía y algunas escenas me parecen innecesarias en su dureza. La crítica social es lo que destaca su relato.
«Las hadas me parecían más realistas que aquella realidad que me había estallado en la cara».
