Primer amor | Iván Turguénev

Traducción: Alcaén Sánchez Sancha | Editorial: Alianza

SINOPSIS

Contemporáneo de Flaubert, con quien mantuvo una buena amistad, y de figuras como Gógol, Dostoyevski y Tolstoi, IVAN TURGUENEV (1818-1883) es otra de las cimas de la fecunda literatura rusa del siglo XIX. Si en novelas como «En vísperas» (L 5670) o «Padres e hijos» dejó patente su maestría para plasmar en el género novelesco los problemas más acuciantes de la Rusia de su tiempo, Primer amor (1860) es uno de los mejores ejemplos de su capacidad para retratar como pocos los movimientos y pasiones del alma humana. Pocos lectores, en efecto, podrán dejar de reconocer en mayor o menor medida un territorio ya visitado al leer el relato en primera persona del violento enamoramiento del que cae presa el adolescente Vladimir Petrovich por la joven princesa Zenaida Alexandrovna y de los incesantes, cambiantes y contradictorios sentimientos que experimenta (amor, vergüenza, ensueños, desconcierto, ilusión, desaliento, hastío, celos, dudas), dentro del marco de una historia casi vulgar cuyo intenso e inexorable final abre las puertas de la edad adulta.

OPINIÓN PERSONAL

Vladimir Petrovich es un joven de dieciséis años que vive con sus padres en Moscú, en una casa de campo. El día que una princesa venida a menos se muda a una casa vecina de su propiedad, Vladimir se enamora perdidamente de su hija Zenaida. Pero es un primer amor tortuoso que llena al joven de falsas esperanzas.

Zenaida pasa sus tardes en compañía de un puñado de solterones que beben los vientos por ella. Conversan en el salón y juegan como niños, disfrutan de la vida contemplativa de la alta sociedad, aunque la familia de la princesa está arruinada. Todo es superficial, daría lo mismo que los juegos o los diálogos fueran otros, la historia no cambiaría.

Los sentimientos de Zenaida permanecen en segundo plano, pues ella representa un papel bastante volátil... ¡cuando está claro que su amor lo inunda todo! Siento que merecía un desarrollo menos tóxico y mucho más protagonismo.

Primer amor es un libro muy cortito que se lee en una tarde, no profundiza en otra cosa que no sean las emociones de un joven que daría su vida por una fantasía. Porque para él no existe nada más que la persona amada y retrata a su propia familia con cuatro pinceladas que anuncian a gritos el desenlace.

Sin duda, la prosa me ha parecido bellísima, pero es todo tan predecible que la ceguera de Vladimir llega a resultar exasperante. Demasiado drama concentrado en pocas páginas. Me deja tibia.

Otros libros del autor: Diario un hombre superfluo