08 octubre 2024

Pueblo chico, infierno grande | José Manuel Blanco

Ilustración de cubierta: Gemma Martínez


SINOPSIS

Al abogado madrileño Beltrán Quirán Lerdo de Tejada le surge el plan menos apetecible en pleno agosto: viajar a Villanueva de la Encina, un caluroso pueblo de Córdoba, a buscar a los herederos de un cliente. Si da con ellos, el bufete que gestiona con su novio, y al que no le sobran los clientes y sí las deudas, podrá seguir adelante.

Estresado y amargado, a sus treinta años, Beltrán llega a Villanueva de la Encina, donde se encontrará con personajes de lo más variopinto: Mercedes, la brusca dueña del hostal; su hijo Isidro, un universitario sin vergüenza; Vera, una escritora bohemia de novela erótica, y Sebas, el alcalde, un joven de la edad de Beltrán que vive por y para sus vecinos, y con el que lo une un vínculo desde hace años.

Con un pueblo abarrotado de gente por las vacaciones y por una boda, parece que nadie sabe quiénes son los herederos. Entre verbenas y noches al fresco, lo que comenzó como un aburrido viaje servirá a Beltrán para encontrarse con su pasado y replantearse las prioridades de su vida.


OPINIÓN PERSONAL

Beltrán Quirán Lerdo de Tejada trabaja con su pareja en un bufete de Madrid que está al borde de la quiebra. Durante la segunda semana de agosto, Jacobo arruina sus planes de vacaciones idílicas y le manda a Villanueva de la Encina, un pueblo perdido del sur de España, para buscar al heredero de un rico estadounidense. 

Beltrán investigará los archivos del ayuntamiento con ayuda de Sebastián, un alcalde nudista que se comporta como una cabra, pero sabe calmarle en sus crisis de ansiedad. El abogado aprovecha la escapada rural para replantearse su situación laboral y de pareja. ¿Su vida es realmente la vida que quiere?

La relación entre Beltrán y Sebastián, un pijo y un ganadero extrovertido, es cuando menos curiosa, con momentos tan excéntricos como el resto del elenco secundario. El choque cultural entre el pueblo y la ciudad es típico y exagerado, me descoloca que no conozca cosas tan básicas como, por ejemplo, los deliciosos flamenquines.

La historia de los herederos no tiene peso, solo es una excusa para que el abogado y el alcalde pasen tiempo juntos, ¿conseguirá borrar a su novio de la ecuación? Es un triángulo amoroso que no encierra mucho misterio, la única tensión entre ellos son un par de escenas un poco tóxicas "novio vs. pretendiente" que resuelve muy bien.

Se dice que pueblo chico, infierno grande, pero encontramos un pueblo moderno y abierto de mente que solo enfrenta a los vecinos por una posible moción de censura entre dos partidos independientes que se tiran cuchillos. Al margen de las intrigas políticas, es un pueblo como otro: piscina, verbena y pocos escenarios más.

Está escrito en primera persona desde el punto de vista de Beltrán y me ha gustado el tono narrativo, tiene su punto gracioso. Sin emocionarme a un nivel romántico, es una lectura entretenida y agradable.

 

«Habría sido muy bonito si hubiésemos seguido más tiempo, ¿no? Si no hubiese habido... miedos».

«Creías que era lo mejor entonces y ahora no es así».

«Odio mi pasado. Si pudiera volver atrás...»


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