Traducción: Xohana Bastida | Ilustraciones: Brian Selznick | Editorial: SM
SINOPSIS
Huérfano, relojero y ladrón, Hugo vive entre los muros de una ajetreada estación parisina de ferrocarriles. Si quiere sobrevivir, nadie debe saber de su existencia.
Sin embargo, un día tiene un descuido y es descubierto por una excéntrica chica, amante de los libros, y por un viejo y amargado juguetero. Y ya nada será como antes.
Un críptico dibujo, un valioso cuaderno de notas, una llave robada, un autómata y un mensaje oculto del difunto padre de Hugo son algunas de las claves de un intrincado misterio.
Con 284 páginas de ilustraciones originales y combinando elementos de los álbumes ilustrados, las novelas gráficas y el cine, Brian Selznick expande los límites del concepto de novela, creando una nueva experiencia lectora.
OPINIÓN PERSONAL
Tras perder a su padre en un incendio, y con su tío el relojero desaparecido, Hugo Cabret está a cargo de los relojes de la estación. Nadie sabe de su existencia, hasta que George descubre a Hugo robando los juguetes de su tienda. Aunque el viejo juguetero muestra más interés en el cuaderno de apuntes y dibujos de Hugo que en los juguetes robados. ¿Por qué es tan importante para los dos?
El libro es un bonito homenaje a la magia y el cine, con especial protagonismo de Viaje a la Luna, una película francesa de 1902. De hecho, es un libro ligeramente experimental que acompaña el texto con ilustraciones narrativas y algunas fotos antiguas, un recurso visual que recuerda al cine mudo.
Y por encima de todo, la importancia de soñar.
«Si dejas de tener un propósito en la vida es como... como si te rompieras».
«Me gusta imaginar que el mundo es un enorme mecanismo. A las máquinas nunca les sobra nada, ¿sabes? Siempre tienen las piezas justas para funcionar. Y entonces pienso que, si el mundo es un gran mecanismo, tiene que haber alguna razón para que yo esté en él».