SINOPSIS
Cuando avisan a Alex Easton de que la vida de su amiga de la infancia, Madeline, está apagándose, no duda en ir en su ayuda a la casa señorial de los Usher, en la campiña de Ruravia.
Lo que se encuentra allí es una pesadilla fúngica, fauna poseída y un lago oscuro y palpitante. El sonambulismo de Madeline y sus conversaciones con una voz extraña consumen de preocupación a su hermano, Roderick.
Con ayuda de una formidable micóloga británica y un desconcertado doctor, Alex debe desentrañar el secreto de la Casa de Usher antes de que este consuma a sus habitantes.
No te pierdas el retelling gótico del clásico “La caída de la casa de Usher”, del que Edgar Allan Poe estaría orgulloso.
OPINIÓN PERSONAL
Alex Easton acude a la ruinosa casa de la familia Usher, convocado por las cartas de Madeline, una amiga de la infancia. A su llegada lo reciben Roderick Usher y James Denton, un médico amigo de Roderick. La casa junto al lago es un paisaje lúgubre, húmedo, maloliente y forrado de hongos. Los lugareños de Ruravia dicen que es un lugar embrujado. Y no es de extrañar, los hermanos parecen un par de cadáveres de camino al ataúd.
«Esta casa no es buena para nadie, mucho menos para personas de temperamento melancólico».
Cuando T. Kingfisher leyó La caída de la casa Usher quiso respuestas y este retelling me ha parecido un buen homenaje, barnizado con una prosa moderna y guiños feministas. ¿Qué secretos esconde el lago? ¿Qué enferma a Madeline? Incluso, ¿por qué los hermanos se resisten a abandonar este lugar maldito? Con ayuda del doctor Denton y de la micóloga británica Eugenia Potter, Alex hallará una explicación a las preguntas que, como una miasma, se quedaron flotando en el aire.
El tono desenfadado de la prosa me ha sorprendido para bien. Alex es un personaje irreverente que llena sus desventuras de un sarcasmo agradable, convirtiendo una historia de terror sobrenatural en una novela entretenida, escéptica y casi cómica (aunque generosa en detalles grotescos y espeluznantes). Confieso que el clásico no me gustó, pero he disfrutado muchísimo con esta lectura.
«Empiezo a creer que este lugar nos ha matado a todos, poco a poco. Quizás también para mí sea demasiado tarde».
«Le atribuimos al diablo muchos más méritos de los que se merece».
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