Traducción: Belén Cuadra Mora | Ilustración de cubierta: Laura Romero | Editorial: Automática
SINOPSIS
Una terrible sequía asola sin piedad la sierra de Balou, la tierra se resquebraja y las cosechas se malogran. Los habitantes de una pequeña aldea, temiendo por sus vidas, deciden huir en busca de un clima mejor. Sin embargo, un anciano se queda atrás, acompañado por su perro ciego, para vigilar la única planta de maíz que ha brotado. Cada día que pase será una victoria sobre la muerte.
Yan Lianke, uno de los más grandes maestros de la narrativa china contemporánea, ha creado esta bellísima parábola sobre el amor, la vejez, la soledad y la fuerza de la vida; una alegoría luminosa y conmovedora, que rinde homenaje y dignifica la vida campesina, sus rigores y sacrificios.
OPINIÓN PERSONAL
«Viejo, en cientos de li a la redonda se viven una hambruna y una sequía que no se veían en la sierra desde hacía diez siglos. La gente ha huido, joven y vieja por igual».
Cuando el trigo se secó en los campos, los aldeanos huyeron del hambre y la sequía. Un anciano de setenta y dos años y su perro Ciego son los únicos que no dejaron las tierras áridas de Balou. No quedan ni animales en el monte.
El anciano se quedó porque en su parcela familiar ha brotado un tallo de maíz y el relato nos cuenta las dificultades que enfrentan para vigilar y regar el único tallo, bajo un sol capaz de quemarle los ojos a un perro. El hambre y la perseverancia de un viejo que trata a patadas al pobre perro, son los únicos protagonistas.
De vez en cuando, suceden cosas propias del realismo mágico, como que pese el sol con una balanza, cientos de ratones surjan de la nada o luche contra la naturaleza salvaje. Pero las andanzas suenan a relleno porque no había nada que contar.
Es un texto elevado y aburrido; si esconde un mensaje más profundo, no me llega. Lo único, que me ha gustado el final.
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